El factor más importante de riesgo de entrada del virus de la gripe aviar en una explotación avícola es el hecho de que se llegue a producir el contacto entre las aves de corral y aves migratorias que sean portadoras del H5N1. Esto ocurre especialmente en explotaciones cercanas a humedales y rutas migratorias, y sobre todo si están al aire libre. Por otro lado, también puede producirse el brote si se introducen aves procedentes de las zonas de riesgo o por problemas de higiene en los vehículos y en las instalaciones.
Dado que las vías de contagio de la enfermedad son las secreciones, excreciones o a través de vestimenta, instrumental, vehículos, etc., es imprescindible extremar las medidas de higiene y control de acceso a las explotaciones. Concretamente, se trata de mantener una buena limpieza de las áreas adyacentes a la explotación, evitar la presencia de aguas estancadas, evitar la anidación de aves externas a la explotación, proteger los depósitos de agua del contacto con aves acuáticas, controlar a otros animales y especies de la explotación, intensificar los mecanismos de control de plagas, etc. Además, deberá realizarse un estricto control de las visitas a la explotación (personas y vehículos).
Como hemos indicado más arriba, las zonas de mayor riesgo son las cercanas a humedales y a rutas migratorias. En ambos casos, lo más razonable es no mantener las aves de la explotación al aire libre para evitar el contacto con las aves en migración o acuáticas y no darles de beber agua procedentes de depósitos de superficie donde también puedan acceder aves silvestres.
Nota: resumen del documento Normas de bioseguridad frente a la Influenza aviar en explotaciones avícolas (en pdf), publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.