La procesionaria del pino es un tipo de oruga lepidóptera que posteriormente se transforma en mariposa. Estas se aparean en el verano; sus huevos eclosionan en torno al mes de octubre, y las orugas pequeñas pasan los inviernos en sus nidos de seda construidos entre los troncos. En torno al mes de febrero o principios de marzo las orugas ya muy desarrolladas descienden por los troncos al suelo para pasar la última fase previa a su transformación en mariposa- y suelen desplazarse en fila (de ahí el sobrenombre de procesionaria).
Según el monitor de plagas de Rentokil Pest Control, un panel bimensual que monitoriza las principales plagas que proliferan en nuestro país y alerta de sus efectos, esta plaga aumenta su presencia a causa de los inviernos cálidos, con temperaturas diarias de 9 grados y nocturnas en torno a los cero grados. Aunque su presencia es manifiesta en los bosques de pinos, cedros y abetos, se la localiza fácilmente en zonas urbanas o residenciales, y puede ocasionar a los seres humanos manifestaciones alérgicas, bronquiales y shocks anafilácticos- ya que sus pelos, capaces de ser transportados por el aire, al depositarse en la piel inoculan sustancias liberadoras de histamina. En el caso de mascotas, la manifestación alérgica es similar. Su alimento son las acículas de los árboles, provocando que éstos se sequen.
Para el tratamiento de estas plagas de orugas se recomienda poner en marcha métodos de control basados en la destrucción de los nidos o bolsones dónde se encuentran las orugas, instalación de barreras y el empleo de trampas de feromonas para la captura de mariposas. Para prevenir posible ataques, es recomendable el arado de tierras, areneros, parques y jardines, que destruye las pupas, evitando así la emergencia de mariposas.
Notas: texto remitido por Guillermo Gálvez. Fotografía del pinar por Amador Loureiro