Entre los artrópodos que pueden convertirse en plagas en productos almacenados está Acarus siro, comúnmente conocido como el ácaro de la harina o el ácaro de los granos. Estos diminutos artrópodos pueden tener un impacto considerable en la calidad de los alimentos almacenados, como granos, harinas o quesos, al deteriorarlos y/o contaminarlos con sus excrementos, pieles mudadas y cuerpos muertos.
Plagas en productos almacenados: Acarus siro, el ácaro de la harina
Acarus siro es un diminuto arácnido que puede causar problemas significativos en la industria alimentaria debido a su capacidad para reproducirse rápidamente y afectar a la calidad y seguridad de los productos almacenados, especialmente granos, harinas, alimentos secos y quesos.
Por una parte, los ácaros contaminan los productos con sus desechos metabólicos y también pueden promover el crecimiento de hongos y mohos en los alimentos, ya que pueden transportar esporas en su cuerpo. Todo ello resulta en cambios no deseables en el aspecto, olor y el sabor de los alimentos.
Y por otra parte, producen elevadas cantidades de alérgenos y la manipulación de productos infestados puede provocar reacciones alérgicas por inhalación o contacto, como dermatitis de contacto, alergia respiratoria y asma.
Curiosamente, en la producción de algunos tipos de queso Acarus siro se utiliza como agente tecnológico para la maduración. Sin embargo, a parte de estos casos concretos, en los demás quesos los ácaros se consideran una plaga que puede llegar a arruinar partidas enteras del producto.
Acaru siro (hembra, vista dorsal) / Pavel Klimov, USDA
Una plaga diminuta y prolífica
Los adultos de Acarus siro miden aproximadamente entre 0.4 y 1 mm de longitud, lo que los hace difíciles de detectar a simple vista. Tienen un cuerpo blando y de forma ovalada, con un color que varía de blanco a crema o marrón claro y poseen cuatro pares de patas, que les permiten moverse rápidamente a través de los productos alimenticios.
En condiciones óptimas de humedad, el tiempo necesario para completar su ciclo vital (huevo, larva, ninfa y adulto) puede variar desde varios meses a temperaturas de refrigeración, o de 4 a 5 semanas a una temperatura de 15 °C, hasta tan sólo 2 semanas cuando la temperatura se acerca a 24 °C. Las hembras pueden poner varios cientos de huevos durante su vida, lo que puede llevar a rápidas infestaciones en productos almacenados.
Prefieren ambientes con humedad alta (por encima del 65%) y temperaturas moderadas (alrededor de 25°C), aunque pueden sobrevivir en un rango más amplio de condiciones. Además de la humedad del aire, es especialmente importante la humedad del sustrato de los alimentos infestados, que debe ser de al menos un 14 %.
Acarus siro (macho, vista ventral) / Pavel Klimov, USDA
Indicios de infestación
Las infestaciones de Acarus siro pueden ser difíciles de detectar debido al pequeño tamaño de estos organismos. Sin embargo, hay algunos indicios que pueden señalar su presencia, por ejemplo, un cambio en el olor de los productos alimenticios. Un olor a moho o rancio puede ser una señal de que los ácaros están presentes y han contaminado el alimento.
A pesar de ser pequeños, una infestación grande puede causar daños visibles en los productos alimenticios, como granos mordisqueados, harina o cereales aglomerados, o la presencia de manchas y mohos en quesos y otros productos. También es posible detectar ácaros vivos o muertos examinando los productos con una lupa.
Finalmente, el deterioro acelerado del producto almacenado puede ser también un indicio de infestación por ácaros al promover el crecimiento de mohos y hongos (de los que también se alimentan), lo que puede resultar en una vida útil más corta de lo esperado para ciertos productos.
Control de Acarus siro en productos almacenados
El control de Acarus siro se basa principalmente en la prevención, mediante medidas ambientales que implican mantener bajos niveles de humedad y temperaturas frescas en las áreas de almacenamiento para minimizar su reproducción.
La limpieza regular, la aspiración, el lavado de superficies y la eliminación de productos infestados son también esenciales para controlar las poblaciones de ácaros. Las atmósferas modificadas (dióxido de carbono al 100%) o la aireación de granos a granel con aire fresco y seco pueden resultar también medidas efectivas.
En algunos casos, el control de la plaga se lleva a cabo mediante fumigación o acaricidas aplicados en forma de aerosoles o polvos, pero este tipo de actuación debe realizarse por personal profesional formado específicamente, y siguiendo las regulaciones vigentes para evitar la contaminación de los alimentos.