Cada persona emite al ambiente una nube personal de microbios

Cada persona emite al ambiente una nube personal de microbios

bacteriasLos seres humanos liberamos al entorno aproximadamente un millón de partículas biológicas microscópicas cada hora. Dado que muchas de ellas contienen bacterias, la contribución humana en el microbioma de los entornos construidos juega probablemente un papel importante. Un estudio realizado en Oregón (EEUU) muestra que cada persona emite al ambiente una nube personal diferenciada de microbios, por la que se le puede identificar.

 

La dispersión de microbios entre humanos y en los entornos construidos puede suceder a través de un contacto directo con las superficies o mediante la liberación de éstos al aire. Este último mecanismo ha sido estudiado por científicos de la Universidad de Oregón, que han demostrado que cada individuo emite una nube microbiana detectable en el aire interior y que, además, estas nubes están suficientemente diferenciadas como para permitir la identificación de cada ocupante individualmente.

Para ello utilizaron una técnica de secuenciación genética para caracterizar la contribución bacteriana de once personas en el aire de una habitación experimental, con las superficies previamente desinfectadas y la ventilación controlada. Los microbios acabados de emitir al aire pueden colonizar más fácilmente a otros seres humanos dentro del entorno construido que aquellos que se encuentran posados en las superficies o en el polvo suspendido, ya que suelen ser más activos fisiológicamente y no han sido sometidos a la desecación prolongada o a la exposición a UV.

En un primer experimento compararon el aire de habitaciones idénticas ocupadas y no ocupadas, y después en un segundo experimento caracterizaron las comunidades microbianas presentes en las partículas alrededor de cada ocupante, para investigar el destino potencial, a largo plazo, de las emisiones microbianas en el aire.

bacteriasImagen: Streptococcus Flickr

Además de partículas en suspensión captadas en filtros de aire, se recogieron también partículas asentadas en platos de sedimentación estériles. De acuerdo con los resultados obtenidos en los filtros de aire, las muestras de las habitaciones ocupadas y de las no ocupadas fueron siempre significativamente diferentes transcurridas 4 horas.

Según los investigadores, no es sorprendente que los humanos dejen una huella microbiana en el entorno construido o que una persona inactiva emita partículas, pero el estudio realizado sugiere que las emisiones bacterianas de una persona relativamente inactiva, sentada por ejemplo en un escritorio, tienen una gran influencia en la circulación de bacterias en un espacio cerrado y en las superficies cercanas.

Estudios precedentes ya han mostrado que la actividad humana en espacios interiores da lugar a un microbioma humano, formado por una combinación de polvo resuspendido, las emisones de las ropas y las partículas activas emitidas por los ocupantes. En el estudio actual se intentó evitar al máximo el polvo resuspendido, limpiando a fondo y evitando los movimientos en el interior de las habitaciones experimentales, y se vistió a los ocupantes con una ropa mínima e idéntica. Esto permitió obtener una idea más clara de las tasas de emisión individuales, la identificabilidad personal y el destino residual de la nube microbiana en el entorno construido.

En un período de 4 horas se detectaron diferencias significativas en las comunidades microbianas en habitaciones ocupadas y sin ocupar, pudiendose detectar siempre la presencia de un ocupante en las muestras de los filtros de aire. Además, fué posible diferenciar las comunidades microbianas independientemente de qué persona ocupaba el espacio, de que se tuvieran en cuenta las partículas muestreadas en filtros de aire o las sedimentadas en platos estériles, o de si las muestras de los ocupantes fueran analizadas solas o en combinación con los muestreos de otros ocupantes.

Aunque se detectaron grupos de microbios asociados a los humanos, como Staphylococcus epidermidis, Streptococcus oralis o Corynebacterium jeikeium, en el aire alrededor de todas las personas que participaron en el estudio, los autores hallaron que las diferentes combinaciones de estas bacterias eran la clave para distinguir las personas individualmente.

La ventilación de los espacios resultó un factor con un importante impacto, ya que al incrementar las tasas de ventilación en las habitaciones, la nube microbiana personal se diluye y la detectabilidad y la identificabilidad del emisor decrece. Los resultados mostraron que el aumento de las tasas de flujo de aire de 1 a 3 ACH casi elimina la nube microbiana humana detectable.

Esto sugiere que la ventilación de los espacios interiores es un factor importante en el control de la transmisión de enfermedades entre personas, por ejemplo en centros de salud o edificios concurridos.

 

Fuente: Humans differ in their personal microbial cloud, PeerJ

 

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