La actual revisión de la Directiva 98/83/CE, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano, incluye la propuesta de mejorar la calidad y seguridad del agua potable mediante la inclusión de nuevas sustancias químicas y microorganismos patógenos a la lista de parámetros a monitorizar. Esta propuesta incluiria la evaluación del riesgo de Legionella, cuyo enfoque he creado discordia entre el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y los Estados Miembros.
En 1998 se publicó la Directiva Europea del Agua Potable (Directiva 98/83/CE del Consejo), que establece estándares de calidad para el agua destinada al consumo humano y exige a los Estados Miembros que supervisen periódicamente la calidad del agua potable.
En 2013, a partir de la iniciativa ciudadana Right2Water, en la que más de un millón y medio de ciudadanos europeos solicitaron una legislación de la UE que implemente y promueva el derecho humano al agua y al saneamiento, la Comisión Europea decidió llevar a cabo una evaluación de la citada Directiva sobre el agua potable, cuya última modificación data de 2015.
El proceso de actualización de la Directiva está todavía abierto, y en él ha entrado en juego un factor emergente de gran preocupación: el plástico.
El principio añadido detrás de las nuevas reglas sobre el agua para consumo humano sería proporcionar agua del grifo segura y asequible, para reducir la cantidad de botellas de plástico. La nueva legislación formaría parte de la estrategia de gestión del plástico y la economía circular en la UE.
Para reducir el uso de botellas de plástico, los legisladores deben, entre otras cosas, restablecer la confianza de los consumidores en la calidad y seguridad del agua del grifo.
Y, para ello, la revisión de la Directiva incluye actualizar los parámetros y valores de los estándares de calidad del agua, dado que han surgido nuevos contaminantes, como los microplásticos y los disruptores endocrinos, desde que la Directiva entró en vigor hace más de 20 años. Asimismo, en la revisión se contempla también la inclusión de los materiales en contacto con el agua potable.
Estándares de calidad a nivel de la UE
La nueva propuesta trata de establecer estándares de calidad a nivel de la UE, como por ejemplo eliminar contaminantes químicos y microplásticos durante el tratamiento del agua, establecer requisitos mínimos de calidad del agua e identificar una serie de parámetros microbiológicos, químicos e indicadores, que deben ser monitoreados y probados regularmente.
La propuesta también introduce un enfoque basado en el riesgo para el monitoreo de la calidad del agua, que a la larga debería disminuir los costes de monitoreo y al mismo tiempo garantizar la mayor calidad del agua potable.
El proceso de actualización de la Directiva se encuentra actualmente en la llamada etapa de "diálogo tripartito", donde los representantes de los 28 Estados Miembros de la UE y el Parlamento Europeo se sientan juntos para llegar a un compromiso, con la ayuda de la Comisión Europea.
En particular, los colegisladores están discutiendo qué parámetros podrían garantizar el mayor nivel de calidad y seguridad en el agua del grifo y al mismo tiempo evitar cargas innecesarias en la industria del agua.
Desacuerdo en cuanto a la Legionella
La actualización del texto legislativo prevé la inclusión de la Legionella dentro de los parámetros microbiológicos a monitorizar en el agua de consumo humano. Sin embargo, existen fuertes discordancias en el modo de hacerlo.
La Comisión propone que los proveedores de agua no verifiquen un tipo específico, sino Legionella spp., básicamente todas las especies de Legionella que se reproducen en los sistemas de agua dulce de los edificios.
Con la propuesta no están de acuerdo científicos e investigadores representantes de los Estados Miembros, que critican firmemente el enfoque de la Comisión Europea para evaluar el riesgo de Legionella en el agua de consumo humano, y sugieren que sería mejor hacer una sola prueba para Legionella pneumophila, causante de más del 95% de casos de legionelosis.
La Comisión defiende que su propuesta es un enfoque basado en el riesgo real, que ofrece mejores garantías para los consumidores y permite regular toda la cadena de suministro de agua, desde las aguas subterráneas hasta el grifo. Con ello, propone exigir que la industria del agua primero verifique todas las especies de Legionella y luego verifique otra vez específicamente Legionella pneumophila.
Pero para los científicos, dado que existen más de 60 especies de Legionella descritas oficialmente, el enfoque no debería centrarse solo en la concentración de bacterias, sino principalmente en la presencia del serogrupo 1 de Legionella pneumophila, que es el que origina la mayoría de las infecciones.
Otorgar los mismos estándares a otros posibles patógenos significaría, según los científicos e investigadores del debate, observar bacterias inofensivas y otros parámetros no regulados al mismo tiempo que un patógeno que causa una enfermedad grave. Y esto costaría mucho, no sólo en términos de dinero sino también de energía y tiempo.
Fuente: https://www.euractiv.com/