La enfermedad de Chagas, transmitida principalmente por la chinche Triatoma infestans, es un grave problema sanitario en América Latina que afecta a millones de personas. Argentina es pionera en la Región en la investigación de estos insectos, en el desarrollo de productos basados en insecticidas piretroides para su control químico y en el estudio de las diversas formas de resistencia desarrolladas por las "vinchucas".
La enfermedad de Chagas, una epidemia desatendida
La enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana) es endémica en regiones de 21 paises de América Latina, donde se transmite a los seres humanos y otros mamíferos principalmente a través de insectos triatominos, especialmente la chinche Triatoma infestans, también conocida con nombres como vinchuca o chinche besucona, que tipicamente vive escondida en el interior de las viviendas.
La enfermedad está causada por el parásito Trypanosoma cruzi, que puede infectar a la chinche Triatoma infestans cuando, para alimentarse, pica a una persona infectada por el parásito. Las chinches infectadas transmiten el parásito al picar de nuevo a otra persona. Suelen alimentarse por las noches, y mientras lo hacen, depositan sus heces sobre la piel de las personas dormidas. Las heces del insecto contienen el parásito, que puede infectar a la persona picada si se rasca la herida.
A pesar de que se estima que hay entre seis y siete millones de personas en el mundo infectadas por T. cruzi y de que puede provocar dolencias crónicas graves en el sistema cardiovascular y digestivo, la enfermedad de Chagas sigue incluida en la lista de Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS y castiga especialmente en regiones rurales y con pocos recursos económicos de Latinoamérica.
Triatoma infestans / Bärbel Stock
Un interesante artículo publicado en la Revista de Salud Ambiental de la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA) muestra el desarrollo de la lucha contra la enfermedad de Chagas en Argentina, un país que en el 2019 consiguió certificarse como libre de la transmisión de la malaria pero en el que la tripanosomiasis americana todavía es un problema no resuelto, con alrededor de dos millones de habitantes infectados.
Soluciones propias contra las vinchucas argentinas
En el territorio argentino a la chinche Triatoma infestans se la conoce como vinchuca y es uno de los principales vectores de enfermedades en el pais. Desde hace 40 años, el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas de Argentina (CIPEIN) investiga a estos insectos y de forma pionera en América Latina desarrolla productos para controlarlos.
En el artículo "Potes fumígenos, ovitrampas y otras herramientas con bajo impacto ambiental para controlar vinchucas y mosquitos" investigadores/as del UNIDEF-CITEDEF-CONICET-CIPEIN, la UNSAM, el Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable (INEDES-CONICET- UNLu) y la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, nos hablan de la problemática sanitaria de las vinchucas en Argentina y de los aportes del CIPEIN en este campo.
Según explican los/as autores/as, Argentina es un pais pionero en América Latina en buscar soluciones propias para el control de sus insectos vectores y el primero en haber incorporado productos nacionales en las campañas gubernamentales de control de vectores. El CIPEIN tiene mucho que ver en estos logros.
El Centro se creó en 1977 en la provincia de Buenos Aires y desde entonces estudia la biología y la toxicología de insectos de importancia sanitaria, con el objetivo de controlarlos con el mínimo impacto sobre las personas y el medio ambiente.
Desarrollo de productos insecticidas
En el estudio se explica que en América Latina el uso de insecticidas para controlar insectos vectores de la enfermedad de Chagas comenzó en la década de 1950, con los organoclorados, y sucesivamente organofosforados y carbamatos, hasta que a comienzos de los años 80 todos fueron sustituidos por los piretroides, cuyo impacto sobre el ambiente y la salud humana es menor. En esa época, el control de los vectores de Chagas en Argentina y otros países sudamericanos se basó casi exclusivamente en la aplicación de un pequeño grupo de insecticidas de esta familia: deltametrina, lambda-cihalotrina, beta-ciflutrina y alfametrina.
Las investigaciones llevadas a cabo durante años en el CIPEIN entorno a los efectos letales y subletales de diversos piretroides sobre las vinchucas llevó al Centro a desarrollar en los 90 una formulación de micropartículas de beta-cipermetrina suspendidas en agua, que fue adoptada por Estado para el control de T. infestans en las campañas gubernamentales. Introducir un producto nacional en el mercado de las licitaciones públicas, dominado por empresas multinacionales extranjeras, se considera un hito, que mejoró la situación de dependencia de productos importados y permitió además una disminución del 31 % en el precio de los piretroides para el control de vectores de la enfermedad de Chagas.
El pote fumígeno
Uno de los mayores logros del CIPEIN que se presentan en el estudio es un pote fumígeno que emite humos insecticidas por combustión sin llama, diseñado para el control de Triatoma infestans. Este desarrollo surgió a partir de la investigación de la establilidad térmica de los piretroides y la posibilidad de incluirlos en mezclas fumígenas sin que sufran una descomposición significativa.
Históricamente, el control de las vinchucas se basaba en el rociado con insecticida de techos y paredes, actividad realizada por personal formado para ello, y suponia el traslado al exterior de las viviendas de todos los muebles y objetos que obstaculizaran el rociado.
En cambio, el pote fumígeno es fácil de utilizar, para aplicarlo no se requiere la participación de un técnico rociador capacitado, y es más económico que el rociado de las paredes. Por otra parte, el humo insecticida llega fácilmente a todos los potenciales refugios de las vinchucas sin necesidad de sacar de la vivienda los muebles y otras pertenencias. Según se indica en el artículo, el pote fumígeno fue considerado por la OMS como uno de los tres factores que más contribuyeron a mejorar la salud mundial en la década de 1990.
El Ministerio de Salud de Argentina incorporó el pote fumígeno en sus campañas de control de vectores y es uno de los métodos incluidos en su Guía para el control vectorial de la enfermedad de Chagas, un documento completo, claro y conciso en torno a la vigilancia y el control vectorial, el uso de diversos tratamientos contra las vinchucas y el monitoreo de resistencia a insecticidas en Triatoma infestans.
Os invitamos a leer el artículo completo, en el que encontrareis también aspectos del control de mosquitos vectores de enfermedades en Argentina.
Reynoso MMN, Alzogaray RA, Harburguer LV, Gonzalez PV, Lucia A, Masuh HM, et al. Potes fumígenos, ovitrampas y otras herramientas con bajo impacto ambiental para controlar vinchucas y mosquitos. Rev. Salud ambient. 2022; 22(1):61-70.
Imagen cabecera: Photo Credit:Content Providers(s): CDC/World Health Organization, Public domain, via Wikimedia Commons