Las cotorras son una de las aves plaga más habitual en las ciudades españolas. La observación de los cambios en la estrategia alimentaria de estas aves invasoras es importante para conocer su grado de adaptación a nuevos entornos y también para vigilar y controlar los posibles daños que pueden causar. Un estudio realizado en Barcelona muestra que la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) ha aumentado significativamente su consumo de comida en el suelo, lo aumenta el riesgo de que, en estados avanzados de invasión, pueda causar daños a la agricultura.
Cotorras en Barcelona
La ciudad de Barcelona alberga una de las mayores poblaciones de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) de Europa, una especie originaria de América del Sur que se ha convertido en una de las aves invasoras con mayor éxito en todo el mundo.
Como en otras ciudades de la región mediterránea, el crecimiento de la población de cotorras argentinas en Barcelona es exponencial. La adaptación de estas aves al entorno de la ciudad durante las últimas décadas ha comportado algunos cambios en su estrategia de alimentación, cuyo conocimiento es relevante para saber el grado de asentamiento de la especie y para ayudar a predecir su potencial impacto futuro sobre el entorno urbano y suburbano.
Un estudio realizado en Barcelona por J. L. Postigo, José Carrillo–Ortiz, Jordi Domènech, Xavier Tomàs, Lluïsa Arroyo y Juan Carlos Senar, documenta y cuantifica este cambio en el comportamiento alimentario de la cotorra argentina en Barcelona ciudad, durante un período de 17 años (2001-2017).
De los árboles al suelo
La flexibilidad en el comportamiento de las especies exóticas que invaden nuevos hábitats puede jugar un papel relevante para que se llegue a establecer una población naturalizada, un ejemplo de esto son los cambios en las estrategias de alimentación. En el caso de Myiopsitta monachus, frecuentemente se alimenta en el suelo tanto en su rango nativo como en el rango invasivo pero curiosamente, rara vez lo hace en las primeras etapas de la invasión, lo que se considera un acto de flexibilidad conductual para favorecer la invasión. El comportamiento de alimentarse en el suelo es posible que lo aprendan posteriormente de otras especies que explotan alimentos antropogénicos, como las palomas (Columba livia) o puede ser el resultado de la habituación a los humanos, que en muchas ciudades mediterráneas tienen el hábito de alimentar a las aves en las calles y plazas.
A lo largo de los 17 años de estudio las cotorras argentinas aumentaron el consumo de comida en el suelo más del 25% y el consumo de alimentos de origen humano un 8%.
¿Qué comen las cotorras en Barcelona?
Las cotorras argentinas estudiadas en Barcelona se alimentaron principalmente de la vegetación urbana (70% de los eventos de alimentación registrados) y de comida de origen humano (30%).
El tipo de alimento más consumido en todo el estudio fueron plantas de la familia de las gramineas, abundantes en numerosos parques y avenidas de Barcelona, seguida de la alimentación antropogénica (principalmente pan) y por alimento proporcionado por árboles y arbustos.
Los autores del estudio destacan que la gran cantidad de plantas exóticas que se cultivan en jardines y parques de Barcelona, sirven de alimento a las cotorras argentinas durante todo el año. La mayoría de las especies vegetales consumidas por estas aves no son autóctonas, por lo que este alimento proporcionado indirectamente por el hombre puede aumentar el éxito reproductivo y la supervivencia de las cotorras, cuya población en Barcelona tienen uno de los índices reproductivos más altos conocidos, incluyendo su rango nativo.
El hecho de que durante el período de estudio se haya observado un aumento (26%) del comportamiento de alimentarse en el suelo y de la ingesta de alimentos antropogénicos (8%) aumenta en gran medida las fuentes de alimento disponibles para las cotorras. Y, además, este cambio de comportamiento puede facilitar su acceso a una importante tercera fuente de alimento: los cultivos bajos como tomates, trigo, maíz y girasoles, que pueden ser comunes en áreas suburbanas. De hecho, las cotorras argentinas estan consideradas en su área de distribución original como una de las principales especies de aves plaga que causa daños a los cultivos en países de América del Sur.
Posibles daños a los cultivos
En algunas zonas de Europa, como Bélgica o Reino Unido, las cotorras argentinas permanecen por el momento en los núcleos urbanos y no se consideran una amenaza para la agricultura. Sin embargo en España e Italia se han registrado daños relevantes en cultivos de la periferia de Barcelona y Roma, que se producen cuando las aves salen de la ciudad para alimentarse en las afueras. Según los autores, la razón por la que una especie invasora generalizada como Myiopsitta monachus solo cause daños en los cultivos después de décadas de presencia podria relacionarse con que el tamaño de las poblaciones de cotorras debe ser grnade para que salgan en grupos de la ciudad para alimentarse. Los resultados del estudio sugieren que el acceso a recursos alimentarios antropogénicos puede haber contribuido a que la población de cotorras se quintuplicara en Barcelona en los 17 años de estudio.
Dado que la población de cotorras argentinas en Barcelona no deja de aumentar y expandirse, y que ya se han registrado daños relevantes en cultivos, los autores recomiendan encarecidamente que se considere el control de la población, con el objetivo de evitar daños mayores a los cultivos en el futuro.
Dada la gran abundancia y diversidad de alimento disponible para las aves, limitar el acceso a la comida no seria probablemente un método efectivo. La solución de eliminar ejemplares es, por otra parte, una cuestión conflictiva ya que, aunque es una práctica legal debido a que Myiopsitta monachus esta clasificada como especie invasora, la opinión pública y la oposición de activistas por los derechos de los animales tiene influencia en la decisión de las administraciones a la hora de establecer los programas de control.
Todas las poblaciones de cotorras argentinas en la región mediterránea, independientemente de su tamaño actual, serían susceptibles de causar daños en cultivos en el futuro cuando alcancen el tamaño adecuado, ya que todas están creciendo exponencialmente. Por lo que los autores recomiendan controlar todas las poblaciones de Myiopsitta monachus y la detección temprana de daños emergentes en los cultivos por parte de las cotorras en nuevas áreas para prevenir daños masivos.
Postigo, J. L., Carrillo–Ortiz, J., Domènech, J., Tomàs, X., Arroyo, L., Senar, J. C., 2021. Dietary plasticity in an invasive species and implications for management: the case of the monk parakeet in a Mediterranean city. Animal Biodiversity and Conservation, 44.2: 185–194,