El control de mosquitos es actualmente uno de los segmentos del control de plagas más relevantes para la salud pública. Las estrategias actuales de control tienden a poner énfasis en aplicaciones cuidadosamente programadas de larvicidas y aplicaciones puntuales de adulticidas de alto impacto y bajo volúmen. La comprensión de la biologia y el comportamiento de los mosquitos aportan claves para mejorar estas estrategias. Por ejemplo, saber qué factores influyen en la elección de los lugares donde las hembras deciden poner sus huevos.
El control de mosquitos es uno de los grandes retos que afronta el sector del control de plagas, dado que el calentamiento global afecta a la proliferación de estos insectos y la expansión geográfica de especies invasoras de mosquitos con capacidad vectorial. Los programas específicos de vigilancia y control de mosquitos son de gran importancia para proteger la salud pública, como ejemplo se puede destacar la vigilancia que se está llevando a cabo en Andalucía y Catalunya sobre la transmisión del virus del Nilo Occidental a través de mosquitos Culex.
La necesidad de desarrollar nuevos métodos de control de vectores y mejorar la implementación de los existentes ha llevado a investigar aspectos que influyen en la fase de oviposición de los mosquitos. Una posible novedad en este sentido se considera el uso, como estrategia de control, sustancias químicas que atraigan o disuadan a las hembras grávidas que tienen la intención de ovipositar.
Un interesante estudio publicado en Journal of Vector Ecology presenta una revisión de conocimientos sobre el papel de las señales químicas y otros factores que median el comportamiento de oviposición de los mosquitos y evalua como se podrian utilizar para controlar sus poblaciones. Según los autores, el uso de sustancias químicas que modifiquen el comportamiento de las hembras grávidas en busca de lugar para poner sus huevos contribuiria a reducir el uso de productos químicos tóxicos en el medio ambiente, y podria ser un componente esencial dentro de los programas de control integrado de plagas.
La elección del lugar de puesta es importante para la distribución y dinámica de la próxima generación de mosquitos, y las hembras no ponen de forma aleatoria sino que seleccionan el lugar que más favorecerá a su prole. Generalmente evitan poner huevos en lugares ocupados por competidores o depredadores y tienden a ovipositar en hábitats con larvas de su propia especie, ya que estas indican la idoneidad del hábitat para la supervivencia de la próxima generación, o en lugares con abundante alimento.
Muchas especies de mosquitos son capaces de utilizar señales táctiles, gustativas, olfativas y visuales para evaluar las características del posible mejor lugar disponible para poner sus huevos. Vamos a ver algunos detalles de esta capacidad.
Estímulos físicos
Muchas especies de mosquitos utilizan su sentido de la vista, capaz de discriminar longitudes de onda de diferentes rangos, para orientarse durante la oviposición. Los sustratos de colores oscuros, preferentemente el negro seguido del azul, suelen ser los preferidos por las hembras de muchas especies, como Aedes spp o Culex spp. para poner los huevos.
El tacto y el gusto juegan también un papel importante. A pesar de que las antenas son el punto principal del sentido del tacto en los insectos, todo su cuerpo está cubierto por una variedad de cerdas táctiles, escamas y agujeros, que utilizan para detectar señales a través del contacto físico. De forma similar, los órganos del gusto se encuentran no solo en las partes de la boca, sino también en las antenas, palpos, tarsos y en los apéndices para poner huevos. Las hembras grávidas a menudo tocan el agua usando sus piezas bucales o sus patas antes del inicio de la oviposición para evaluar la calidad del agua y otros factores, y utilizan su sentido del gusto como modo de recepción de estimulos químicos por contacto, que influencian su respuesta de oviposición tanto o más que los estimulos producidos por odorantes.
Las antenas de la mayoría de los mosquitos también tienen receptores sensibles al contenido de humedad en el aire y a la temperatura. El contenido de humedad en el aire se ha identificado como una de las variables más importantes que explican la dinámica de la oviposición, ya que los mosquitos necesitan entornos húmedos donde poner sus huevos. También existe una fuerte correlación positiva entre el contenido de humedad de las superficies y el grado de actividad de oviposición, que alcanza su punto máximo en el agua estancada.
Por otra parte, los aumentos de temperatura contribuyen al aumento del vapor de agua en las proximidades de posibles hábitats de larvas e influyen en la capacidad de los mosquitos grávidos para localizar esos sitios. El vapor de agua es, por lo tanto, una señal de largo alcance y una vez cerca del sitio de oviposición, los insectos detectan otras señales a través de los receptores táctiles y gustativos.
Estímulos químicos
Los mosquitos utilizan señales químicas de su entorno en todas las etapas de desarrollo para localizar sitios de alimentación, oviposición e hibernación, para reunirse con ejemplares de su especie y parejas sexuales o para evitar situaciones peligrosas. El olfato y el gusto son los sentidos que utilizan para el reconocimiento de estas señales. Al buscar posibles sitios de oviposición, los mosquitos se guían por señales químicas de largo alcance, como las feromonas, para identificarlos. Una vez en el lugar, las hembras utilizan las señales químicas percibidas principalmente por contacto, como hemos visto antes, al evaluar la idoneidad del lugar para el futuro desarrollo de las etapas inmaduras de sus descendientes. Por ejemplo, evaluar la densidad de larvas ya presentes en el lugar elegido o la existencia de nutrientes adecuados.
Las condiciones ecológicas en las que las señales químicas median el comportamiento de la oviposición son similares entre una amplia gama de especies de mosquitos de diferentes grupos taxonómicos. Por lo que los autores de este estudio concluyen que es posible explotar el comportamiento de oviposición de estos insectos mediado por señales químicas para nuevas estrategias de vigilancia y control.
Por ejemplo, el uso de atrayentes o estimulantes de la oviposición como cebo para aumentar la sensibilidad de las ovitrampas utilizadas para el muestreo y la vigilancia de poblaciones de mosquitos, su aplicación en trampas para atraer mosquitos a criaderos tratados con biocidas, o su uso en trampas para atraer hembras grávidas con el fin de estimar la capacidad de transmisión de parásitos o virus en las poblacionesde mosquitos muestreadas.
Si os interesa el tema os animamos a leer todo el artículo completo Exploiting the chemical ecology of mosquito oviposition behavior in mosquito surveillance and control: a review, en Journal of Vector Ecology.