Cuando las orugas de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) descienden de pinos o cedros para enterrarse y convertirse en crisálidas, las esporas de Cordyceps militaris se pegan a los pelos de su cuerpo y se entierran con ellas. En condiciones ambientales adecuadas, las esporas germinan, el hongo parasita la crisálida y acaba con ella. Un estudio realizado en Palencia ha comprobado la eficacia de este proceso natural como método de control de las infestaciones de procesionaria del pino.
Cordyceps militaris es una especie de hongo muy peculiar y sorprendente. No se alimenta de madera muerta o restos vegetales, sino que parasita larvas de diversos lepidópteros, entre ellos, es habitual encontrarla parasitando crisálidas de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pytiocampa) semienterradas en bosques de coníferas, entre musgos y acículas.
Las esporas de Cordyceps militaris se esparcen de forma natural en las zonas donde habita la Thaumetopoea pityocampa, impregnándose en los nidos y entre los pelos de las orugas. Alli esperaran hasta que la procesionaria descienda de los árboles en los primeros meses del año, formando las características procesiones, buscando un lugar adecuado para enterrarse y convertirse en crisálida.
Las esporas se entierran con la oruga y, en condiciones ambientales propicias, el hongo se desarrolla, envolviendo con su micelio la crisálida y provocando la muerte de la larva.
Control biológico de la procesionaria del pino
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es un insecto lepidóptero defoliador, que además de ocasionar daños de consideración en pinos y cedros, puede provocar urticaria, lesiones y trastornos alérgicos graves en personas y animales.
A pesar de que la procesionaria tiene algunos enemigos naturales, como algunas aves insectívoras, hormigas o murciélagos, para controlar esta plaga en bosques y zonas urbanizadas es necesaria la intervención humana.
A la busca de opciones para el control biológico eficaz de esta plaga, que afecta a todo el territorio español, investigadores de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid han evaluado la capacidad del hongo Cordyceps militaris como ecoinsecticida natural para ejercer un control biológico eficaz de la procesionaria. Los resultados muestran que el hongo es ideal para disminuir muy significativamente los niveles poblacionales, al reducir la emergencia de adultos alados en primavera-verano.
Tras estudios realizados en los dos últimos años, los autores encontraron que cepas de Cordyceps militaris, de forma de maza y color naranja, localizados en la comarca palentina del Cerrato pueden acabar con más del 80 % de las orugas de la procesionaria enterradas, y algunas de ellas incluso pueden llegar a eliminar al 90-100% de las orugas y pupas afectadas.
De las nueve cepas o variedades diferentes del hongo observadas en la investigación, la procedente de pinares mediterráneos más secos y continentales de pino albar o piñonero (Pinus pinea) parece ser la más activa y eficaz contra la plaga, en condiciones de mayor escasez de humedad y oscilación de temperaturas, y con un efecto más rápido y letal en los insectos, en comparación con las cepas procedentes de comarcas más lluviosas y frías.
Según los autores, una vez que se selecciona la cepa o variedad de hongo ecoinsecticida más eficaz frente a la procesionaria, se procede a replicar el hongo para posteriormente hacerlo multiplicar a gran escala. Entonces se aplica el tratamiento en las zonas a tratar, pulverizando una solución de agua con esporas.
El uso del hongo como ecoinsecticida aporta ventajas, como evitar o minimizar el uso de insecticidas químicos tóxicos para la salud y el medioambiente. El hongo estudiado se considera no perjudicial para personas o animales domésticos, afectando solamente a las larvas de la procesionaria.
Fuente: DiCYT , Fungipedia