Durante una inundación importante es posible que los conductos de ventilación, calefacción y aire acondicionado queden cubiertos de agua. Esto provoca diversos problemas: por un lado los conductos se llenan de suciedad y materiales que deben ser retirados, y por otro es muy probable que queden inundados de bacterias y hongos.
Para poder actuar con garantías ante una situación como la descrita, el NIOSH (National Institute of Occupational Safety and Health) publicó hace unos meses las NIOSH interim recommendations for the cleaning and remediation of flood-contaminated HVAC systems: a guide for building owners and managers. En este documento se ofrecen una serie de directrices que garanticen una correcta limpieza de los conductos con el objetivo de conseguir un ambiente interior de total garantía.
A continuación ofrecemos un resumen de los puntos que se incluyen:
Antes de comenzar el proceso de limpieza deberemos aislar completamente las áreas a tratar y tomar todas las precauciones necesarias para proteger la salud de los trabajadores (en caso de que se vaya a seguir usando alguna parte del edificio mientras dura la intervención). En este sentido, no sólo deberemos emprender acciones sobre el propio edificio sino también en lo que refiere a la propia formación de las personas sobre cómo actuar.
Una vez realizadas las tareas de preparación, será necesario empezar el proceso retirando todo el material de aislamiento afectado. Este material, junto con todos los componentes que no puedan ser limpiados y desinfectados, deberemos desecharlo directamente. Después de esto procederemos a la limpieza propiamente dicha con un aspirador y desinfectaremos, para finalizar sustituyendo los elementos desechados por unos nuevos.
Después de finalizado el proceso y con todo el sistema de nuevo en marcha, será necesario realizar evaluaciones periódicas para comprobar el buen funcionamiento del sistema y la calidad de la operación realizada.