Matar abejas africanizadas es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Son palabras pronunciadas por Dave Blackwell, encargado del control de plagas de Harlingen, Estados Unidos.
Blackwell también dice que dentro de los trajes que usan para luchar contra estas plagas se pasa muchísimo calor, y además al parecer las abejas tienen una facilidad especial para encontrar cualquier pequeño orificio por donde entrar y picar al técnico. Por otro lado, cuando se destruye un panal, los individuos que quedan vivas tienen tendencia a pegarse al traje. En ese caso la única solución es viajar en la caja de la camioneta y esperar que el viento sea más fuerte que sus patas y las vaya dejando atrás.
En la ciudad de Harlingen acudieron durante el año 2006 a 113 llamadas de alarma sobre las abejas, un diez por ciento más que en el año anterior. Además, no están contabilizados los casos en los que los propios propietarios de las casas afectadas han acabado con las abejas. De hecho, los técnicos sólo actúan en el caso de que el panal esté fuera de la casa. En el interior, es responsabilidad del propietario.
Las declaraciones realizadas por Blackwell y por el director del área de medio ambiente, Ramiro González, son muy interesantes y nos sirven para hacernos una idea de la realidad de esa zona de Texas. El documento completo ya no está disponible en la fuente original, pero puede consultarse en la caché de Google.