Un artículo publicado en el periódico La Vanguardia expone la importancia de un tipo de contaminación ambiental que nos envuelve en la vida diaria y del que somos poco conscientes: las ondas electromagnéticas, emitidas generalmente por aparatos electricos, y que pueden dar origen, segun algunos expertos, a dolencias como la fatiga crónica, lipoatrofia, jaqueca, alergias o incluso cáncer.
Las ondas electromagnéticas no ionizantes, es decir, las producidas en general por aparatos eléctricos, son responsables de la electropolución, un fenómeno poco controlado en nuestro pais y que tiende a aumentar.
Según La Vanguardia, diversos expertos alertan de que los niveles de exposición en España son demasiado altos, si bien no existe una homogeneización de los valores admisibles y éstos están sujetos a los escasos estudios científicos que se han hecho hasta el momento.
Medidas de protección actuales
En España, el RD 1066/201 establece restricciones básicas de la densidad de potencia en campos electromagnéticos de hasta 300 GHz.
La Unión Europea (UE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) también han puesto limitaciones. No obstante, "las medidas adoptadas por estos organismos eran aceptables hace 40 años pero no en la actualidad, debido a la saturación del campo electromagnético español", explica en el artículo Joan Carles López Sancho, especialista en Geobiología y Radiaciones en el Hábitat. "En España el límite para transformadores, líneas de alta tensión y torres eléctricas se sitúa en 100 MT, un nivel de exposición muy perjudicial para la salud, según organismos como el Instituto Alemán de la Bioconstrucción".
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Por su parte, las autoridades sostienen que los niveles de radiación electromagnética se mantienen dentro de los límites permitidos por la ley, aunque sólo exista un control para las radiaciones producidas por las estaciones de telefonía móvil, de acuerdo a la regulación de los niveles de emisión y las distancias de protección establecidas en el RD 148/2001.
Catalunya dispone de un sistema monitorizado de 224 sondas distribuidas por el territorio que miden de manera continua los campos electromagnéticos de Radiofrecuencia (SMRF) que generan estas bases.
No obstante, la administración catalana no ha encargado ningún estudio específico sobre electropolución. "Si se demostraran los efectos perjudiciales que podrían tener los campos electromagnéticos sobre la salud a largo plazo", comenta la directora general de Calidad Ambiental de la Generalitat de Catalunya, Assumpta Farran, "probablemente éste sería uno de los problemas más graves de salud pública al que nos tendríamos que enfrentar ya que las ondas electromagnéticas están por todos los sitios".
Posibles efectos sobre la salud
Existen estudios que han intentado esclarecer los efectos que pueden tener sobre la salud humana ciertos tipos de ondas electromagnéticas no ionizantes.
Elisabeth Cardis, directora del programa de radiaciones del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), llevó a cabo una investigación con más de 5.000 adultos con el fin de confirmar o descartar si el uso del teléfono móvil influye en la aparición de tumores cerebrales. "No pudimos demostrar de manera clara si existe o no una relación entre la exposición a radiofrecuencia y la aparición de cáncer, aunque pudimos comprobar que el riesgo de glioma aumenta en el lado de la cabeza donde apoyamos el teléfono".
La telefonía móvil no es la única fuente de contaminación electromagnética, ya que vivimos rodeados de estas ondas: la instalación eléctrica, la radio, la televisión o los aparatos eléctricos y electrónicos.
En los exteriores, recibimos radiaciones procedentes de distintas fuentes electromagnéticas: líneas de alta tensión, contadores de electricidad y antenas de telefonía móvil encabezan la lista. En los interiores, aparatos como microondas, radiodespertador, Wireless, ordenadores, teléfonos móviles e inalámbricos, aire acondicionado, entre otros, son fuentes de radiaciones electromagnéticas de alta y baja frecuencia.
Para reducir la exposición a las emisiones de estos aparatos, se recomienda, por ejemplo, evitar situar la torre del ordenador y el sistema de alimentación ininterrumpida (SAI) debajo de las piernas, no usar el móvil como despertador, separarse del microondas dos metros y medio cuando esté en funcionamiento y, sobre todo, evitar al máximo la presencia de aparatos eléctricos en los dormitorios.
Fuente: La Vanguardia