Contaminación del aire interior y su impacto sobre la salud

Contaminación del aire interior y su impacto sobre la salud

separ-logoLos contaminantes presentes en el aire interior se han relacionado con múltiples enfermedades respiratorias. Ante la variedad de causas y factores de riesgo, los neumólogos creen necesario estandarizar sistemas de medida y de monitorización de la exposición, que ayuden a prevenir sus efectos sobre la salud. Así lo explica SEPAR en un artículo publicado en su revista científica Archivos de Bronconeumología.

 

La contaminación del aire interior es un factor de riesgo para la salud respiratoria, que en los países desarrollados viene dada principalmente por la arquitectura de los edificios, los materiales de construcción, los sistemas de ventilación y aire acondicionado y la propia contaminación exterior.

"Los contaminantes presentes en el aire interior se han relacionado con múltiples enfermedades respiratorias, en algunas con elevado nivel de evidencia -como en el caso del asma, la EPOC, las infecciones respiratorias, la rinitis o el cáncer de pulmón y en otras con menor evidencia, pero con datos que lo sugieren con cierta solidez -como la tuberculosis pulmonar o la neumonitis por hipersensibilidad" explica el Dr. Ramón Fernández Álvarez, coordinador del Área de Medio ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

El articulo  "Contaminación del aire interior y su impacto en la patología respiratoria" publicado en Archivos de Bronconeumología, la revista científica de SEPAR, presenta una revisión sobre la CAI, describiendo las sustancias, las fuentes contaminantes y los problemas de salud en el aparato respiratorio que pueden derivarse.


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Imagen: CDC

 

Ventilación deficiente

El objetivo de la ventilación es aportar aire en un nivel suficiente para diluir los posibles contaminantes, pero ésta puede ser inadecuada por un volumen insuficiente de aire, un alto nivel de recirculación, una ubicación incorrecta de los puntos de  ventilación o una distribución deficiente que deja zonas no ventiladas, elevando así el nivel de contaminantes.

Por otro lado, los sistemas de aire acondicionado con mal mantenimiento se asocian a un aumento de síntomas respiratorios, oculares o cutáneos de los ocupantes.       

Contaminación derivada de la construcción y el mobiliario

Los materiales de construcción, el mobiliario y el uso de productos químicos influyen en la calidad del aire interior. Aparatos de calefacción, cocinas, estufas, refrigeradores o hornos a gas pueden liberar distintos contaminantes.

El principal es el CO o monóxido de carbono, un gas incoloro e inodoro que se produce cuando la combustión no es buena. A bajas concentraciones puede producir síntomas respiratorios en individuos sanos y agudizaciones en pacientes con enfermedades cardiopulmonares crónicas, ya que disminuye el aporte de oxigeno a los tejidos.

Las fibras de vidrio que se usan como aislante térmico en los sistemas de aire acondicionado se degradan fácilmente y se descomponen en partículas que se pueden incorporar a los conductos de aire y alcanzar el tejido pulmonar por inhalación.

También el asbesto, utilizado en materiales de aislamiento puede emitir fibras. Aunque es un material reconocido como agente carcinógeno y su uso está prohibido en gran número de países, está presente en muchas construcciones antiguas y puede ser fuente de contaminación durante trabajos de mantenimiento o rehabilitación.

La fuga de gases tóxicos a través del suelo bajo las casas o de los servicios de aguas puede también producir contaminación del aire interior. La principal fuente es la emisión del radón, un gas incoloro, inodoro e insípido,  que se emite por desintegración del uranio en las rocas y en la tierra.       

El mobiliario de habitaciones y los productos utilizados en la limpieza y en actividades artísticas y artesanales son fuente de emisión de compuestos orgánicos volátiles (COV), que incluyen formaldehído, benceno o tolueno.

El formaldehído ha sido clasificado como un carcinógeno humano, y es común su presencia en madera contrachapada, paneles y aglomerados usados en la industria del mueble. El envejecimiento favorece el aumento de su concentración en el    aire, también aparece durante los primeros meses de envejecimiento de algunos barnices. El  benceno es un producto carcinogénico que tiene como fuentes principales pinturas, resinas, aceites, plásticos y detergentes.       

Los COV penetran fácilmente en la vía aérea por su capacidad para presentarse en forma de vapores o gases. Estudios recientes confirman un incremento de la prevalencia de asma en niños del 3% por cada 10μg/m3 de aumento en los niveles de formaldehido. Asimismo, la exposición de niños a otros COV, como el acetaldehído o el tolueno, incrementa también significativamente la prevalencia de asma.       

Contaminación biológica

Entre los principales contaminantes biológicos del aire interior se encuentran las endotoxinas bacterianas, los hongos y los ácaros del polvo.

Los niveles de estos contaminantes varian y se modifican en función de las condiciones climatológicas y la limpieza. La acumulación de material orgánico sirve como nutriente a hongos y bacterias, por lo que la madera, el papel, la pintura y las alfombras pueden albergar microorganismos.

Los edificios mal ventilados favorecen el crecimiento microbiano y los humidificadores que usan agua recirculada se contaminan y actúan como reservorios. Si no hay una limpieza y desinfección correcta de los sistemas de ventilación, los ocupantes pueden exponerse a agentes biológicos diversos y también se incrementa la transmisión de enfermedades infecciosas.

Es característica, por ejemplo, la multiplicación de Legionella spp. en torres de refrigeración, humidificadores y cabezales de ducha con mantenimiento deficiente, que pueden diseminar el germen y provocar brotes epidémicos.

La mayor parte de antígenos en el aire interior proceden de los ácaros del polvo y de los hongos, presentes en la ropa de cama, alfombras y muebles. Se ha demostrado que la exposición al ácaro del polvo es un factor fundamental en la sensibilización y el desarrollo patologías atópicas.

La exposición a hongos puede provocar alergias, infecciones o efectos irritantes y también se ha relacionado con la prevalencia o exarcerbación del asma. La humedad y el calor favorecen su crecimiento y pueden encontrarse en duchas o sótanos con altos niveles de humedad, y también en el agua de los humidificadores o en sus filtros.        

Finalmente, las endotoxinas son compuestos que integran la membrana externa de bacterias gramnegativas, como las enterobacterias o Pseudomonas spp., y están compuestas por proteínas, lípidos y lipopolisacáridos. Estos últimos son los responsables de la mayoría de los efectos de las endotoxinas sobre la salud, que pueden pocasionar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, irritación en la garganta, tos, sibilancias, opresión torácica,  o el sindrome tóxico por exposición a polvo orgánico, con un cuadro agudo similar a la neumonitis por hipersensibilidad.

La contaminación del aire interior, la gran olvidada

El artículo publicado por SEPAR hace hincapié en que, a pesar de la importancia de la calidad aire interior, la información disponible sobre algunos aspectos de ésta es aún escasa.

Pasamos más del 80% del tiempo de la vida diaria en espacios interiores  y la OMS, que ha cifrado en 2 millones anuales el número de muertes en el mundo atribuibles a la contaminación del aire interior, ha clasificado este fenómeno como el décimo factor de riesgo evitable en importancia para la salud de la población en general.

Ante esta situación, los autores del artículo proponen unas áreas potenciales de investigación:

  • Estandarizar sistemas de medida y de monitorización de la exposición.
  • Caracterizar posibles relaciones dosis-respuesta que permitan identificar niveles de exposición seguros.
  • Estudios de intervención que permitan evaluar los beneficios para la salud de la reducción de la exposición. 
  • Impacto socioeconómico, a corto y largo plazo, de la exposición y de las intervenciones para reducirla.
  • Identificar mecanismos fisiopatológicos y población más susceptible a determinada exposición.

 

pdfLuis Carazo Fernández,  Ramón Fernández Alvarez, Francisco Javier González-Barcala y José Antonio Rodríguez Portal: "Contaminación del aire interior y su impacto en la patología respiratoria", Archivos de Bronconeumologia 2013;49(1):22-27

 

Fuente: SEPAR

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