Los productos desinfectantes para las superficies ambientales son clave para prevenir la transmisión de microorganismos patógenos que pueden ser origen de enfermedades, especialmente en ambientes sensibles, como los hospitales. ¿Cuales son los factores a valorar para escoger el desinfectante ideal para cada uso?
¿Cómo escoger el desinfectante más adecuado?
La selección del desinfectante más adecuado para tratar zonas no críticas en hospitales es uno de los factores esenciales para conseguir una desinfección efectiva. Aunque esta es una decisión habitual en los centros sanitarios, existe muy poca literatura entorno a este tema.
Dos autores norteamericanos William Rutala y David Weber, conocidos por una extensa bibliografía en control de infecciones, han publicado el artículo Selection of the Ideal Disinfectant , con el objetivo de ayudar al usuario en la elección del desinfectante hospitalario más adecuado para las superficies ambientales y para el equipamiento médico no invasivo.
En este trabajo, los autores exponen consideraciones clave para la selección de desinfectantes y afirman que, junto al desinfectante más adecuado, el otro componente esencial en una desinfección efectiva es una práctica correcta: una aplicación rigurosa del producto, de tal manera que entre en contacto con todas las superficies a tratar, así como la formación adecuada del personal hospitalario y el cumplimiento de las instrucciones de los fabricantes de los productos.
Las principales claves de selección de un desinfectante serían:
La eficacia del producto
Para ello es fundamental conocer cuáles son los microorganismos causantes de infecciones en nuestro entorno hospitalario y siempre que sea posible tener en cuenta que la eficacia del desinfectante esté ensayada directamente para tales microorganismos o para los más próximos posibles.
En Europa, para los ensayos de eficacia según EN 14885 (Aplicación de Normas Europeas para los antisépticos y desinfectantes químicos en el sector sanitario) se usan microorganismos subrogados que actúan como “representantes” de los demás. Para la desinfección de superficies, son habitualmente: Staphylococcus aureus para bacterias Gram Positivas aerobias, Enterococcus hirae para bacterias Gram Positivas anaerobias facultativas, Pseudomonas aeruginosa para bacterias Gram Negativas aerobias, Escherichia coli para bacterias Gram Negativas anaerobias facultativas, Candida albicans para levaduras y
Aspergillus spp. para mohos.
Se considera en general que un producto eficaz contra estos microorganismos lo será para todos los demás de su clase.
Tiempos de acción y tiempos de contacto húmedo del desinfectante
Cada desinfectante requiere un plazo de tiempo de contacto con el microorganismo para conseguir su total desinfección, que debe ser inferior al tiempo de secado del producto. Este tiempo de acción, específico para cada tipo de microorganismo, debe estar claramente expresado en la etiqueta y Fichas técnicas del producto y deben ser respetado escrupulosamente por los usuarios.
El tiempo de contacto húmedo del desinfectante, que siempre debe ser mayor que el tiempo de acción, depende de factores como la amplitud de la superficie tratada, la formulación del producto (en las soluciones acuosas, la inclusión de surfactantes alarga el tiempo de secado, mientras que la de alcoholes lo acorta) o la cantidad de producto cargado en la toallita.
La seguridad
También es esencial tener en cuenta la seguridad del desinfectante. Deberán escogerse productos con la menor toxicidad posible para usuarios, pacientes y visitantes, que tengan la menor inflamabilidad posible y que demuestren la máxima compatibilidad química con la mayoría de materiales presentes en el entorno hospitalario.
Asimismo, la etiqueta del desinfectante debe informar sobre los EPIs requeridos para su uso, siendo mejor el que precise menos EPI (aunque siempre es recomendable el uso de guantes para evitar sobreexposiciones)
La facilidad de uso
Cuanto más simple y agradable sea el uso de un desinfectante, mayor es la probabilidad de que se aplique correcta y rigurosamente sobre todas las superficies de contacto.
Algunos factores a tener en cuenta son: el olor, la estabilidad, la solubilidad, la simplicidad de uso y que tenga buenas propiedades limpiadoras. La limpieza previa a la desinfección es imprescindible, ya que la presencia de materia orgánica inhibe químicamente la plena eficacia del desinfectante. Separar ambos procedimientos es engorroso y poco práctico. Por tanto, es muy deseable que la formulación desinfectante incorpore tensoactivos (surfactantes) que permitan aunar limpieza y desinfección en un solo paso.
Respecto al formato, los autores opinan que idealmente debería estar disponible en formatos diferentes (toallitas, sprays, etc.). En el caso de las toallitas, preferentemente de tejidos sin tejer basados en poliéster, polipropileno o nylon, deben estar suficientemente cargadas de líquido como para mantener húmeda la superficie tratada durante al menos 1-2 minutos, el tiempo de evaporación esperable para una solución acuosa.
Por último, uno de los factores más relevantes en la facilidad de uso de un producto desinfectante es su documentación: etiqueta, Ficha Técnica y Ficha de Seguridad deben recoger toda la información de interés, de forma simple y bien estructurada.
Fuente: Vesismin https://solucionesdesinfeccion.com/