Piscinas, spas o jacuzzis cubiertos nos permiten disfrutar durante todo el año de las actividades recreativas y deportivas en el agua. Sin embargo, la necesaria desinfección del agua puede suponer un riesgo para los usuarios de estas instalaciones, ya sea por ingestión, por via dérmica o por inhalación, debido a los subproductos que se generan en este proceso. Un estudio realizado en Pais Vasco analiza esta última via de exposición y los factores ambientales que inciden sobre ella.
El cloro es el producto más comúnmente utilizado para disminuir el riesgo microbiológico del agua en instalaciones como piscinas o spas. Sin embargo, es sabido que durante el proceso de desinfección del agua con cloro se forman sustancias potencialmente nocivas para la salud de los bañistas, como son los trihalometanos (THM), los ácidos haloacéticos o las cloraminas.
Existen diversos estudios que relacionan la presencia de estos subproductos de la desinfección (SPD) con efectos negativos para la salud, por vía cutánea, por vía oral y vía también por via respiratoria. Los SPD se volatilizan en mayor o menor medida y pasan al aire de las instalaciones cubiertas en forma de gas o como pequeñas gotas. Su concentración se ha asociado a diversos factores, como las características físico-químicas del agua, la temperatura y humedad relativa del ambiente, los sistemas de ventilación de las instalaciones o el número de bañistas.
Con el objetivo de proteger la salud de los usuarios de instalaciones de piscinas cubiertas, un estudio realizado en Bizkaia tiene por objetivo describir una metodología para determinar la exposición de los bañistas a los subproductos de la desinfección del agua por vía inhalatoria.
Para ello, se diseñó un protocolo de muestreo del aire interior de las instalaciones cubiertas, para determinar la concentración de los subproductos de la desinfección (SPD), la presencia y nivel de contaminantes en el aire (sustancias químicas aportadas por la limpieza de superficies, aire de renovación, etc.) y validar los métodos, el instrumental y la toma de muestras (variabilidad y representatividad). Por último, se realizó un modelo multivariante, para valorar la importancia de algunos factores ambientales independientes, como temperatura, humedad relativa o número de usuarios, en la concentración de los diferentes compuestos.
COVs detectados
De los 172 compuestos para los que la metodología analítica utilizada esta validada, se obtuvieron 38 sustancias por encima del límite de cuantificación, 0,1 μg/m 3. La tabla 3 corresponde a los COV registrados en las mediciones. Los niveles detectados no superaron los valores límite de exposición o los de referencia.
De los COVs más frecuentes, que aparecen en todas las muestras, los autores destacan que el 2-propanol (en negrita) apareció en todos los muestreos y con la mayor concentración de todos los compuestos detectados. El motivo de la presencia de esta sustancia se detectó en el producto utilizado para aromatizar el aire ambiente de la sauna, que tiene una puerta de acceso al espacio del vaso de la piscina.
Los COVs aromáticos registrados se presentan agrupados en la siguiente tabla, ya que por su toxicidad merecen una mención especial. La concentración media de COV aromáticos registrados en el estudio es de una proporción mucho menor a los valores máximos de exposición establecidos para el ámbito profesional.
La detección de COV aromáticos en este estudio se puede deber a la presencia cerca de la instalación de una gasolinera y de una vía rodada para vehículos con una pendiente notable, que puede incrementar la emisión de estos compuestos por el mayor esfuerzo de los motores. Estos compuestos accederian al interior de las instalaciones de la piscina a través de la renovación de aire desde el exterior.
Este resultado ha puesto de manifiesto la necesidad de muestrear el aire exterior de las instalaciones objeto de análisis, en caso de existir actividades cercanas que puedan influir en la calidad del aire renovación.
Trihalometanos y factores ambientales
Según los resultados, la concentración de THM en el aire está correlacionada con la concentración de THM del agua. Y la concentración en el agua es directamente proporcional a la concentración de materia orgánica (en este caso mayor número de usuarios) y a la concentración de cloro libre.
La mayoría de los factores ambientales independientes estudiados( hora, tiempo, altura de medición, nº usuarios, temperatura y humedad relativa) tiene alguna influencia en las concentraciones de THM, excepto la temperatura y la altura a la que se realizan las mediciones, que parecen no influir en ninguno de ellos. El bromoformo no parece estar influenciado por ninguno de los factores.
Según los modelos multivariantes, la concentración de THM es inversamente proporcional a la humedad relativa (HR). La explicación podria ser la eliminación de la humedad del ambiente por el sistema de climatización de la instalación. Los THM son poco solubles en agua y al eliminar el agua del ambiente, disminuyendo la HR, podrían concentrarse más en el ambiente.
Por último, el CO2 mostró una correlación muy alta con la presencia de usuarios.
Los autores del estudio concluyen que la relación entre diferentes compuestos volátiles y factores como la temperatura, la humedad relativa o el CO2 deberían tenerse en cuenta para mantener las piscinas cubiertas en condiciones saludables, mediante acciones como una correcta ventilación del aire, una adecuada renovación del agua de la piscina o un control de la concentración de biocida en la misma.
Fuente: Leire Martínez Etxebarria, Angélica Blanco Cascon, Vanesa Hernández Bayon, Guillermo Azkorra Zugazaba, Ibon Tamayo-Uria, Jon Álvarez Uriarte, Caracterización de compuestos orgánicos volátiles en el aire de instalaciones de piscinas, Revista de Salud Ambiental