COVID-19 y los procesos de tratamiento del agua de consumo

COVID-19 y los procesos de tratamiento del agua de consumo

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Los coronavirus no representarian una amenaza importante en la industria del tratamiento del agua, debido a sus bajas concentraciones en las aguas residuales, asi como a su alta susceptibilidad a la degradación en ambientes acuosos y por la acción de los tratamientos de desinfección. No obstante, en situación de pandemia parece correcto extremar las precauciones.

 

A medida que el COVID-19  se está extendiendo por todo el mundo, es interesante saber cómo se comporta este virus en los sistemas de agua potable y aguas residuales. ¿Son suficientes los procesos de filtración y desinfección del agua para la eliminación e inactivación del coronavirus? Según los expertos internacionales, los coronavirus no son una amenaza importante en relación al tratamiento del agua, debido a sus bajas concentraciones en las aguas residuales municipales, su baja viabilidad en ambientes acuosos y al hecho de que son particularmente susceptibles a los métodos convencionales de tratamiento y desinfección del agua. 

El agua de consumo humano tratada por las entidades gestoras del suministro con una correcta desinfección a base de cloro, o derivados del cloro, y el mantenimiento de un desinfectante residual en el sistema de distribución es salubre y puede utilizarse para sus usos habituales.

En un documento técnico dirigido a profesionales de tratamiento de aguas, tres expertos canadienses de la multinacional Stantec afirman que el virus se puede eliminar fácilmente con los procesos de tratamiento del  agua, siempre que se tomen las precauciones y consideraciones de riesgo adecuadas.

El nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de las infecciones de COVID-19, es una variedad de coronavirus, como MERS-CoV, SARS-CoV (2002). Es un virus envuelto y estos virus no sobreviven fácilmente en el agua, pudiéndose eliminar e inactivar de manera eficiente.

Sin embargo, los expertos de Stantec señalan que es importante tener en cuenta que no existe un cuerpo extenso de literatura sobre la efectividad de los procesos de tratamiento de agua y aguas residuales para coronavirus, y  que factores como la calidad del agua específica del sitio y las características de la planta de tratamiento pueden dar lugar a variaciones entre la efectividad de los tratamientos a gran escala.

Consideraciones para el tratamiento de aguas y aguas residuales

Los coronavirus humanos infecciosos pueden estar presentes en las aguas residuales sin tratar recolectadas de poblaciones donde se esté produciendo una epidemia. En el caso del coronavirus SARS-CoV 2002, estudios constataron que un 20-40% de las infecciones presentaron síntomas de diarrea y que el virus se pudo detectar en la orina y las heces de personas infectadas durante más de 100 dias después del inicio de la infección. También en la actual epidemia de COVID-19, según un artículo publicado en The Lancet, existe la posibilidad de transmisión fecal-oral del nuevo coronavirus, especialmente en áreas con falta de saneamiento. 

Las plantas de tratamiento de aguas residuales que reciben aguas residuales de hospitales, centros de aislamiento que tratan a pacientes con coronavirus o zonas residenciales afectadas por un brote,  pueden tener concentraciones elevadas del virus en el afluente de aguas residuales, pero se considera que el tratamiento  adecuado de las aguas residuales sería suficiente para eliminar o inactivar el coronavirus y evitar su liberación al medio ambiente y reducir el impacto de la contaminación en las aguas superficiales cercanas.

Según los datos que se conocen actualmente, no se ha detectado que los coronavirus sean más resistentes al tratamiento del agua que otros microorganismos, como E.coli, fagos o virus humanos como el poliovirus, que habitualmente se utilizan como sustitutos para la evaluación del rendimiento del tratamiento.

Estudios sugieren que la supervivencia de los coronavirus depende de la temperatura, con mayor supervivencia a bajas temperaturas. Por lo tanto, se considera que la persistencia de los coronavirus se reduce en las aguas durante las estaciones más cálidas.

Tratamiento del agua, una barrera efectiva

El proceso principal para la inactivación de virus en el tratamiento de aguas residuales es la desinfección química ( con cloro). En general, los virus con envoltura son más susceptibles a los desinfectantes comunes del agua potable que los virus sin envoltura, por lo que el tratamiento del agua potable con niveles adecuados de desinfectante se considera efectivo para eliminar o inactivar el coronavirus.

En general, se considera que el tratamiento secundario de aguas residuales, basado en la acción de microorganismos que consumen la materia orgánica y la transforman en nuevas células biodegradables o fáciles de retirar, puede llegar a eliminar un 90% de virus pero, sin embargo, existen estudios que sugieren que el nivel de eliminación de virus es muy variable. Debido a esta variabilidad, se considera la desinfección como opción más segura.

La eficacia de la cloración para inactivar virus en aguas residuales depende de factores de la calidad del agua, como la presencia de sustancias que reaccionan con el cloro. En particular el amoníaco, que reacciona con el cloro  para formar cloraminas. En general, las cloraminas son virucidas mucho más pobres en comparación con el cloro libre disponible. Por lo tanto, es importante considerar el nivel de amoníaco antes del proceso de desinfección para determinar adecuadamente su eficiencia virucida.

Las plantas de tratamiento de aguas superficiales con impacto de aguas residuales aguas arriba son las más susceptibles a tener contaminación por coronavirus en el suministro de agua cruda, durante y después de un brote. Por lo que los expertos canadienses recomiendan en caso de epidemia una  mayor verificación de los procesos, los parámetros y frecuencias de control, de acuerdo a los planes de autocontrol establecidos según la normativa vigente, para asegurar la seguridad del agua de consumo y para evitar el impacto de los efluentes de aguas residuales ya tratadas, pero que mantienen niveles significativos de virus, sobre las aguas potables, de riego o de recreo.

 

Fuente: www.waternewseurope.com

 

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