Cientificos de la Universidad de Florida han sintetizado nanopartículas de sílice recubiertas de cobre con el objetivo de aplicar y potenciar las propiedades antibacterianas y antiodorantes de este material en la higienización del aire interior.
La eliminación de malos olores en ambientes interiores con nanopartículas de sílice cubiertas de cobre es, según los investigadores, mucho más efectiva que los ambientadores, ya que los olores no se "enmascaran" con nuevas fragancias sino que se eliminan desde su origen.
Las nanoparticulas serían asimismo más efectivas que el carbón activado o el bicabonato de sodio, utilizados habitualmente para absorver malos olores pero con una capacidad débil para absorver los productos químicos responsables del mal olor.
Esta nueva generación de antiodorantes basada en nanopartículas de sílice, de 1/50.000 del ancho de un cabello humano, recubiertas con cobre tiene además propiedades antibacterianas y capacidad para eliminar contaminantes del aire.
Nanoparticulas de sílice, W.Commons |
Las nanopartículas aportan una mayor superficie para que el cobre, que las recubre, pueda ejercer los efectos de sus propiedades antibacterianas y antiodorantes.
En pruebas realizadas con diferentes tipos de cobre y variantes como la superficie o distribución de poros en las nanopartículas, se logró con el cobre en estado de dispersión la eliminación catalítica eficaz del etil mercaptano, sustancia añadida al gas natural para dotarlo de su desagradable olor.
Pruebas de cromatografía de gases verificaron la conversión catalítica del etil mercaptano a disulfuro de dietilo mediante las nanopartículas.
El estudio concluye que las nanoparticulas de alto rendimiento catalítico sintetizadas con sílice y cobre son de aplicación efectiva para la desodorización, la eliminación de compuestos de azufre y la actividad antimicrobiana en el aire interior.
Fuentes:
Sciencedaily
Amit Singh, Vijay Krishna, Alexander Angerhofer, Bao Do, Gavin MacDonald, Brij Moudgil. Copper Coated Silica Nanoparticles for Odor Removal. Langmuir, 2010