Contaminación microbiológica en piscinas: causas más frecuentes

Contaminación microbiológica en piscinas: causas más frecuentes

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Las piscinas y parques acuáticos ofrecen espacios recreativos ideales, pero también pueden ser focos de exposición a diversos microorganismos patógenos si no se gestionan adecuadamente. ¿Sabes cuales son las vias más frecuentes de contaminación microbiológica en piscinas y aguas recreacionales?

 

Contaminación microbiológica en piscinas

Existe una gran variedad de microorganismos que pueden encontrarse en piscinas y entornos acuáticos recreativos similares y que, a falta de un buen uso y mantenimiento de la instalación, pueden provocar infecciones en los bañistas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su guía para entornos acuáticos recreativos seguros, estructura la contaminación microbiológica de las aguas recreativas en dos grandes bloques: la de origen fecal y la de origen no fecal. En ambos casos, una gran proporción de las contaminaciones tienen su origen en los propios usuarios de los vasos recreativos, ya sea a través de heces o de otras secreciones de la piel o de mucosas.

Otras fuentes de contaminación microbiológica en piscinas son ciertas bacterias acuáticas de vida libre y amebas, que pueden crecer en el agua de piscinas, spas naturales o jacuzzis, y formar biofilms en componentes y superficies de las instalaciones, asi como algunos factores externos que pueden originar contaminaciones, cómo fauna silvestre o mascotas.  

Entender cómo acceden los distintos patógenos a las piscinas y similares es clave para diseñar estrategias de prevención efectivas. Vamos a ver cómo se producen las principales contaminaciones microbiológicas en estos entornos acuáticos recreativos.

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Bacterias entéricas en piscinas

A diferencia del agua potable del grifo, el agua de las piscinas está sujeta a una mayor variabilidad en la calidad debido a la presencia de usuarios, lo que aumenta el riesgo de contaminación fecal directa. La contaminación fecal humana es una de las principales preocupaciones en piscinas y, entre otros microorganismos, es debida a bacterias entéricas. 

La contaminación se produce a través de heces principalmente de niños pequeños o personas con diarrea, ya sea por "accidentes fecales" en el agua o por restos microscópicos en la piel o bañadores. También puede ocurrir si las personas no se duchan antes de bañarse o si hay un fallo en la higiene del entorno, por ejemplo, suelos contaminados cerca de las piscinas.

Entre las bacterias entéricas más relevantes se encuentran:​

  • Escherichia coli O157: puede causar diarrea severa y, en casos graves, síndrome urémico hemolítico. Se han documentado brotes en piscinas infantiles donde el agua no fue desinfectada adecuadamente. ​
  • Shigella spp.: es causa de la shigelosis, una infección que provoca diarrea, fiebre y calambres estomacales. Brotes han ocurrido en piscinas sin sistemas de recirculación ni desinfección.

La presencia de estas bacterias indica una contaminación fecal reciente y representa un riesgo significativo para la salud de los bañistas.

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Protozoos en el agua

De forma similar a las bacterias entéricas, algunos protozoos llegan a las piscinas a través de personas infectadas, que eliminan en el agua quistes o ooquistes resistentes en sus heces. Las infecciones se producen por via fecal-oral, y dado que no siempre provocan síntomas, personas asintomáticas pueden contribuir a la contaminación sin saberlo.

Protozoos relevantes en piscinas son:

  • Cryptosporidium spp.: Produce la criptosporidiosis, infección caracterizada por diarrea acuosa. 
  • Giardia lamblia: Causa giardiasis, una enfermedad con síntomas gastrointestinales. ​

Dado que algunos protozoos son altamente resistentes al cloro y pueden permanecer viables durante días en piscinas o parques acuáticos incluso con niveles adecuados de cloro, su eliminación efectiva requiere sistemas de filtración avanzados.

Bacterias transmitidas por contacto

Algunas bacterias de origen no fecal también pueden causar infecciones en usuarios de aguas de recreo, al entrar en contacto con la piel, mucosas u objetos contaminados:​

  • Staphylococcus aureus: esta bacteria está presente en la piel y mucosas humanas, y se libera al agua a través de los bañistas pudiendo provocar infecciones cutáneas y oculares. 
  • Pseudomonas aeruginosa: este microorganismo causante de infecciones como otitis, foliculitis o conjuntivitis, es principalmente transportado al agua por los propios bañistas en la piel de diversas zonas del cuerpo. Su capacidad para formar biofilms en diversas superficies de la piscina, en skimmers, en los bordes del vaso, o accesorios como flotadores, le permite proliferar cuando la desinfección del agua no es adecuada. ​

Estas bacterias ponen de manifiesto la importancia de mantener niveles adecuados de desinfectante y una higiene personal adecuada antes de ingresar al agua.

Virus entéricos en aguas recreativas

Otro grupo de microorganismos que acceden a las aguas recreativas por via fecal o por secreciones corporales (vómitos, secreciones respiratorias, sudor, saliva) son los virus entéricos.

Los virus pueden transmitirse en piscinas contaminadas, especialmente si hay fallos en la desinfección:​

  • Adenovirus: pueden causar conjuntivitis y enfermedades respiratorias.​
  • Norovirus: se excretan en grandes cantidades en las heces y el vómito, son responsables de gastroenteritis aguda y se transmiten fácilmente en ambientes acuáticos.​

Estos virus son resistentes a los niveles bajos de cloro, por lo que es crucial mantener una desinfección constante y efectiva.​

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Legionella en piscinas

Existen otros patógenos que, aunque menos comunes, pueden representar riesgos en piscinas, por ejemplo, Legionella spp.

Legionella prolifera y puede formar biofilms generalmente en sistemas de agua caliente, como jacuzzis, spas o torres de refrigeración, si no se limpian y desinfectan adecuadamente.  

No obstante, cualquier instalación en las aguas recreacionales, como chorros de agua, hidromasajes, etc. en la que puedan formarse aerosoles contaminados por la bacteria y ser inhalados, deben controlarse.

Minimizar los riesgos microbiológicos

Para minimizar los riesgos microbiológicos en piscinas y parques acuáticos, es esencial:​

  • Mantenimiento adecuado: asegurar niveles correctos de desinfectante y un sistema de filtración eficiente.​
  • Higiene personal: ducharse antes de entrar al agua y evitar nadar si se presentan síntomas de enfermedades infecciosas.​
  • Educación al usuario: informar sobre la importancia de no defecar ni orinar en el agua y de reportar incidentes como vómitos o diarreas.​
  • Monitorización regular: realizar análisis microbiológicos periódicos de acuerdo a la normativa vigente para detectar posibles contaminaciones y actuar rápidamente.​

 

 

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