Hormigas y termitas mantienen una violenta relación depredador-presa en la que ambas han desarrollado interesantes mecanismos de defensa. Por ejemplo, la hormiga Megaponera analis rescata a sus compañeras heridas en combate contra las termitas y las devuelve al nido para que se recuperen. Un comportamiento que, lejos de ser fraternal, le permite mantener de forma eficiente la población necesaria para la supervivencia de la colonia.
Hormigas y termitas mantienen, desde hace millones de años, una carrera armamentística evolutiva, en la que ambas han desarrollado mecanismos de ataque y defensa.
Las termitas, por ejemplo, han desarrollado una casta con fuertes mandíbulas especializada en la lucha contra los depredadores. También la arquitectura de sus nidos de dificil acceso, la sigilosidad de sus movimientos y su extraordinaria capacidad para percibir las vibraciones que producen las pisadas de las hormigas y esquivarlas, les complican la caza a sus depredadoras las hormigas.
Cuando, a pesar de todo, se produce el encuentro entre ambas, el comportamiento altamente defensivo de las termitas ha hecho que también las hormigas desarrollen estrategias eficientes para la supervivencia. Este es el caso de un comportamiento detectado en hormigas Megaponera analis, un depredador del África sub-sahariana especializado en termitas, que ataca únicamente a la subfamilia Macrotermitinae en los lugares donde busca alimento.
Dado que Megaponera analis tiene un alto riesgo de ser lesionada o morir mientras caza termitas, ha adoptado un comportamiento de rescate entre compañeras de nido, que le permite mantener un tamaño de la colonia hasta un 28,7% más grande y aumentar la viabilidad de la misma. Asi lo muestra un estudio realizado en Costa de Marfil por investigadores alemanes de la Universidad de Würzburg y publicado en la revista Science Advances.
De hecho, hasta el momento se conocian comportamientos de rescate en insectos sociales, pero siempre dirigidos a individuos en una situación de peligro inminente. Entre los insectos, el valor del individuo es generalmente subestimado, por lo que se interpreta que estos rescates no son una muestra de empatía entre hormigas, sino una necesidad para la supervivencia de la colonia.
La diferencia en el caso de las Megaponera analis es su capacidad para señalizar la necesidad de ayuda cuando estan heridas y ser recatadas por sus compañeras aun cuando no existe un peligro inmediato.
La estrategia de combate de M.analis se inicia cuando una hormiga exploradora regresa al nido después de haber encontrado un lugar con termitas recogiendo comida e inicia una incursión. Para ello, reclutará entre 200 y 500 compañeras de nido y las conducirá hacia las termitas, en una formación de marcha similar a una columna, hasta una distancia de 50 metros del nido.
Durante la incursión se produce una división del trabajo: las hormigas más grandes rompen las protecciones creadas en el suelo por las termitas, mientras que las hormigas pequeñas se precipitan hacia las oberturas para matar y sacar a sus presas. Después, las mayores recolectan las termitas muertas, vuelven a formar en columna y el grupo regresa al nido. Este tipo de incursiones se repiten entre 2 y 4 veces al día, por lo que el número de hormigas disponibles para la caza es importante. De hecho, el 21% de todas las hormigas que forman parte de las columnas de ataque tienen algún tipo de lesión permanente.
Después de la pelea, las hormigas lesionadas que tengan posibilidades de recuperarse son devueltas al nido por sus compañeras. Algunas pierden extremidades (patas o antenas) o tienen termitas aferrándose a ellas, pero una vez en el nido reponen fuerzas y son liberadas de sus agresoras, de modo que pueden volver a luchar en un periodo relativamente corto de tiempo. En cambio, si experimentalmente son forzadas a regresar solas al nido, en el 32% de los casos mueren antes de llegar, ya sea por agotamiento o por convertirse en presa fácil para depredadores como las arañas.
Al parecer, son dos feromonas presentes en los depósitos de la glándula mandibular de Megaponera analis, el disulfuro de dimetilo y el trisulfuro de dimetilo, los responsables de desencadenar el comportamiento de rescate. Las hormigas lesionadas segregan estos compuestos químicos y adoptan una postura pupal, probablemente para facilitar el transporte de regreso al nido.
De este modo se rescatan un total aproximado de 3 hormigas por incursión, que multiplicado por 3 a 5 incursiones al dia resulta en un total de 9 a 15 hormigas recuperadas por dia. Teniendo en cuenta que la tasa de natalidad de Megaponera analis, se estima en una media de 13 hormigas por dia, las hormigas rescatadas constituyen una gran proporción del volumen cambiante diario de la población de la colonia. Además, según los investigadores de Würzburg, a Megaponera analis le sale más a cuenta salvar individuos heridos, aunque deban cargar con ellos largas distancias, en lugar de necesitar que nazcan más hormigas para sustituir a las caídas en combate.
Fuente: Saving the injured: Rescue behavior in the termite-hunting ant Megaponera analis