Desde EEUU llegan malas notícias acerca de las chinches de la cama. Además de la conocida resistencia a diversos insecticidas piretroides, incluida la deltametrina, un nuevo estudio muestra una susceptibilidad reducida de las chinches también a la bifetrina y al clorfenapir. Para proteger su efectividad frente a las infestaciones de chinches, se recomienda minimizar su uso y utilizarlos en combinación con otros métodos no-químicos de control.
Detectada resistencia a los insecticidas bifetrina y clorfenapir entre las chinches de la cama
Las armas químicas contra las chinches de la cama (Cimex lectularius) están perdiendo progresivamente su capacidad de eliminar a estos insectos, ante la desesperación del sector turístico y de los propietarios de edificios afectados.
Hasta el punto de que los expertos alarman de que, en EEUU, una gran cantidad de infestaciones ya no se puede combatir solamente con productos biocidas químicos. La reducida efectividad de diversos insecticidas piretroides, como la deltametrina, se considera una de las causa principales de la resurgencia de esta plaga en las últimas décadas, especialmente en ciudades grandes.
Un estudio publicado en la revista Journal of Economic Entomology aporta evidencias de reducción de susceptibilidad de Cimex lectularius frente a otros dos insecticidas autorizados y utilizados actualmente para combatir las infestaciones de chinches: la bifentrina y el clorfenapir.
La bifentrina, como la deltametrina, es un piretroide que ataca el sistema nervioso de los insectos, mientras que el clorfenapir afecta a las mitocondrias de las células del insecto. Mientras que el clorfenapir es utilizado básicamente por técnicos profesionales, la bifentrina se utiliza también en sprays, gránulos o aerosoles insecticidas de venta al público.
El estudio, realizado en la Universidad Purdue de EEUU, analiza a 10 poblaciones distintas de chinches de la cama, provenientes de Indiana, Nueva Jersey, Ohio, Tennessee, Virginia y Washington DC, al ser expuestas a estos dos insecticidas durante siete días.
En cinco de estas poblaciones se halló una susceptibilidad reducida a la bifentrina, con el resultado de más del 25% de chinches que sobrevivieron. Tres de las poblaciones mostraron también susceptibilidad reducida al clorfenapir.
Los autores del estudio afirman que estas dos sustancias activas biocidas todavía son efectivas contra algunas poblaciones de chinches, y que siguen siendo un componente importante del control de plagas. Pero para evitar que pierdan más eficacia, y asegurarse de que sigan siendo una opción útil en los próximos años, deberian utilizarse con moderación y en combinación con métodos no químicos.
La resistencia es una consecuencia inevitable de la aplicación generalizada y continua de insecticidas, si no se aplican con las estrategias adecuadas. Si las chinches desarrollan resistencia al clorfenapir ya la bifentrina, dificultarian significativamente el control efectivo de esta plaga.
Los autores insisten en que el tratamiento de las infestaciones es más efectivo cuando los productos químicos se utilizan en sinergia con soluciones alternativas, como por ejemplo calor, vapor o gel de sílice, dentro de un programa de control integrado de plagas.
Sin embargo, aunque el uso de un enfoque integrado se está promoviendo en los últimos años entre los expertos, en la práctica el coste de los métodos no químicos es más alto, mientras que el tratamiento con pesticidas se considera más fácil y más barato.
Las infestaciones de chinches pueden resultar muy dificiles de erradicar y requerir mucho tiempo, con consecuencias económicas y también de salud, dadas las posibles reacciones alérgicas por las picaduras o la ansiedad que pueden generar en las personas afectadas.
Aspirar con regularidad, utilizar cubiertas de colchón a prueba de insectos o ser cautelosos al visitar hoteles son algunas medidas que pueden ayudar a prevenir el acceso y la reproducción de las chinches en los hogares. Estar vigilantes ante la posible presencia de Cimex lectularius es importante para evitar el desarrollo de una infestación.
Fuente: Purdue University
Imagen: W.Commons