El consorcio Piedpiper, o "Flautista de Hamelin", ha desarrollado una nueva tecnología para el control de ratas y ratones, alternativa a los anticoagulantes y otros rodenticidas que estan siendo vetados por la normativa europea debido a su toxicidad. El enfoque está basado en el uso del colecalciferol (vitamina D3), que estos animales nocturnos no pueden procesar.
El proyecto Pipepiper, financiado por la Comisión Europea dentro de un programa de potenciación de las pequeñas y medianas empresas en Europa, ha reunido a 4 PYMEs, entre ellas la barcelonesa IRIS y a 3 universidades, con participación de la Universidad de Burgos, para desarrollar un nuevo método de control de roedores, que supere las limitaciones de los enfoques existentes, en aspectos ambientales y de coste.
El nuevo Reglamento de Biocidas vigente tiende a restringir cada vez más el uso de rodenticidas como la warfarina y otros anticoagulantes por su toxicidad para los humanos y el medio ambiente. Además, el desarrollo de resistencia a estos compuestos en los roedores es un problema creciente.
Pero la necesidad de controlar a ratas y ratones es un hecho real, dada su enorme capacidad reproductiva, hipotéticamente una pareja de ratas puede generar más de 3.600 descendientes en un año, y su capacidad de transmitir enfermedades y destruir cultivos e infraestructura.
Buscar alternativas
La solución alternativa desarrollada por Piedpiper tiene un enfoque basado en el talón de Aquiles de los roedores nocturnos: no son capaces de procesar la vitamina D3.
La tecnología de Piedpiper no es tóxica para humanos ni para otros animales no diana, como perros, gatos o aves rapaces. Al mismo tiempo, consigue una reducción de liberación de toxinas en el ambiente de un 99,7%.
El producto, que, a través de un aerosol, se libera directamente al torrente sanguíneo, actúa con máxima eficiencia y evita problemas de tolerancia en ratas y ratones. Los atrayentes hacia el dispositivo, producido con plástico reciclado y reciclable, son específicos para roedores.
El dispositivo cuenta las descargas realizadas y solicita reposición del aerosol cuando sea necesario.
Los costes de producción y mantenimiento son bajos. Se consiguen múltiples muertes por cada bote de aerosol, que puede realizar hasta 300 descargas. Según las pruebas realizadas en laboratorio, la tasa de mortalidad es del 100%. Una descarga es suficiente para matar a una rata.
Dadas las características del producto, son necesarias menos visitas para reponer cebos o eliminar animales muertos, lo que reduce también la huella de carbono de la empresa de control de plagas.
La nueva tecnología está patentada y será comercializada por la empresa británica Biotronics Limited. Se introducirá inicialmente en el mercado europeo, después en el japonés y en Australia y Asia, para finalmente llegar al mercado de EEUU.
Fuente: piedpiperglobal.com