Concentración de cloro en el aire de las piscinas cubiertas y sus efectos en la salud de los trabajadores

Concentración de cloro en el aire de las piscinas cubiertas y sus efectos en la salud de los trabajadores

trihalometanos

Los tratamientos químicos utilizados para la desinfección del agua en las piscinas cubiertas están asociados a numerosos problemas de salud en usuarios y trabajadores. Un estudio realizado en 21 piscinas, desinfectadas con tratamiento químico basado en cloración, ubicadas en Castilla-La Mancha, evalúa los problemas de salud en los trabajadores a pie de piscina, y los relaciona con el cloro existente en el aire de las instalaciones.

 

El método de desinfección del agua más utilizado en las piscinas cubiertas a nivel mundial es la cloración y el elemento químico más común en el aire de las piscinas cubiertas es el cloro gas (Cl2). En España hay legislaciones autonómicas que controlan las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas cubiertas, pero el control de la concentración de cloro en el aire interior de estas instalaciones no se contempla en las normativas, y puede ser causa de problemas de salud, especialmente en los trabajadores a pie de piscina.   

Un estudio publicado en la revista Gaceta Sanitaria de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) describe las concentraciones de cloro en el aire interior de 21 piscinas cubiertas, con tratamiento químico basado en cloración, en Castilla-La Mancha y las relaciona con problemas de salud, como irritación de ojos, sequedad e irritación de la piel, y problemas respiratorios y auditivos, en los trabajadores a pie de piscina.


trihalometanos
Imagen: Flickr

El Cl2, en combinación con los subproductos de desinfección del agua (trihalometanos y cloraminas) , produce un efecto irritante en las vías respiratorias y el tejido pulmonar, así como una inflamación en las mucosas, que se relaciona con afecciones como el asma.

Por otra parte, los subproductos de desinfección se han asociado con problemas de salud en los ojos, en el conducto auditivo y en la piel. Además, recientemente se han encontrado nuevos subproductos de desinfección en el agua de piscinas cubiertas con efectos mutágenos y el cloroformo presente en las piscinas cubiertas se ha relacionado con el cáncer de vejiga.

Una de las principales vías de exposición a estas sustancias es la inhalación.  Las personas que realizan una actividad física en el medio acuático son más propensas a inhalar una mayor cantidad de Cl2 y subproductos de desinfección, en función de la intensidad de su ejercicio. En este caso, el estudio se ha centrado en los trabajadores a pie de piscina, como socorristas o monitores, que es la población que pasa mayor número de horas expuesta al cloro y a los subproductos de desinfección en el aire ambiental.

En el estudio se evaluaron las concentraciones de cloro libre y combinado en el agua, el pH y la temperatura, concluyendo que un mal control de los parámetros de calidad del agua y del ambiente en las piscinas cubiertas se relaciona con la formación de cloro en el aire.

Las concentraciones medias de cloro en el aire interior total (mg/m3 ) superaron, en 18 de las 21 piscinas públicas de Castilla-La Mancha evaluadas, la concentración máxima para percibir efectos irritantes (1,5 mg/m3). El valor medio de cloro en el aire fué de 4,3 ± 2,3 mg/m3. El pH se encontraba dentro de las normas y no se cumplieron los parámetros de temperatura en 17 de las 21 piscinas analizadas.

En los cuestionarios sobre problemas de salud realizados a los trabajadores de las piscinas se encontraron los siguientes porcentajes: 79,1% irritación de ojos fuera del agua y 86,1% dentro del agua, 56,1% irritación de piel, 82,4% sequedad de piel, 61,3% problemas respiratorios y 42,6% problemas auditivos, que son percibidos por un porcentaje significativamente mayor de trabajadores en las piscinas donde la concentración de cloro en el aire está por encima de la norma.

 Las recomendaciones para evitar problemas de salud en las piscinas incluyen un control óptimo de todos los parámetros establecidos por la normativa y de otros como la concentración de CO2 ambiental como indicador de la ventilación.

Finalmente, el estudio apunta que otras posibles vías para reducir la concentración de cloro en el aire pasan por aplicar nuevos métodos de desinfección complementarios, ya que se ha demostrado que los tratamientos con ozono y radiación ultravioleta reducen significativamente la concentración de subproductos de desinfección respecto a la cloración.

 

Álvaro Fernández-Luna, Pablo Burillo, José Luis Felipe, Leonor Gallardo, Francisco Manuel Tamaral: Concentración de cloro en el aire de las piscinas cubiertas y sus efectos en la salud de los trabajadores a pie de piscina , Gaceta Sanitaria, Sept-Octubre 2013

Fuente: SESPAS  

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