Pese a que los fluoruros son esenciales para la vida humana en pequeñas dosis, en concentraciones altas se vuelven tóxicos. En concreto, pueden dañar los dientes y los huesos, irritar la piel, los ojos y las vías respiratorias.
El límite que se establece a partir del cual los fluoruros pueden ser peligros es de 4 miligramos por litro, pese a que la OMS recomienda no sobrepasar de 1,5 miligramos por litro.
En el blog dedicado al agua de Madridmasd se publicó el pasado 9 de noviembre el artículo titulado Eliminación de fluoruros en agua potable, precisamente sobre este tema. En concreto, el texto habla de que buena parte del mundo sólo tiene acceso a aguas con concentraciones demasiado altas. Se trata de zonas mayoritariamente rurales y con poco desarrollo económico, como Irán, Afganistán, Etiopía o Tanzania.
También se exponen una clasificación con los cuatro tipos de métodos que se utilizan para la eliminación de fluoruros en agua potable:
- De precipitación-floculación (los más usados en países pobres)
- De adsorción
- Que impliquen la evaporación del agua
- Basados en tecnologías de membranas