Las sustancias PFAS constituyen un grupo de contaminantes químicos muy persistentes, bioacumulables y tóxicos, que afectan especialmente al medio acuático. Ubicuas en el medio ambiente, las sustancias PFAS están presentes en el ciclo del agua de consumo y eliminarlas es un serio problema para las empresas suministradoras y para las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Sustancias PFAS en Europa
Durante más de seis décadas, las sustancias químicas sintéticas per- y polifluoroalquilo (PFAS) se han utilizado ampliamente en aplicaciones industriales y productos de consumo, aprovechando su gran durabilidad y propiedades útiles como la antiadherencia o la repelencia al agua.
Sin embargo, esa misma durabilidad las convierte en sustancias muy resistentes a la biodegradación, que tienden a acumularse en el medio ambiente, el suelo, humanos y animales, a nivel global. Durante los últimos años, en Europa se las ha detectado en el medio ambiente, en los suministros de agua potable y también en la sangre de ciudadanos, lo que les ha hecho ganar atención como contaminantes emergentes, y hoy se reconoce a muchas de ellas como sustancias extremadamente persistentes, bioacumulativas y tóxicas. .
Hay miles de PFAS en el mercado mundial y para muchas de ellas hay poca información disponible sobre su potencial para afectar la salud humana y el medio ambiente. Por lo que es dificil regularlas y establecer limites para contener sus efectos adversos.
Limites en alimentos y agua de consumo
Dos de las principales vías de exposición humana a las PFAS son el agua de consumo y los alimentos, que pueden contaminarse a través del suelo y del agua de riego.
En el caso de los alimentos, la EFSA estableció en 2020 un umbral para estas sustancias en los alimentos, con una ingesta total semanal tolerable (TWI) de 4,4 nanogramos por kilogramo de peso corporal, aplicable a la suma de cuatro grupos de sustancias PFAS con mayor vida media en el organismo (PFOA, PFNA, PFHxS y PFOS).
Mientras que en el caso del agua de consumo la UE incorporó las sustancias PFAS a la lista de parámetros químicos de la calidad del agua de consumo en la nueva Directiva Europea del Agua, estableciendo unos valores (una cantidad máxima de 0,5 µg/litro para el total de PFAS o 0,1 µg/litro para la suma de 20 PFAS )vinculantes para todos los países de la UE que se tienen que aplicar antes del mes de enero de 2026.
Sin embargo, eliminar las sustancias PFAS del ciclo urbano del agua es complejo, costoso y supone un importante obstáculo para el sector del agua en su camino hacia la neutralidad climática. Asi lo comunica la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Servicios del Agua (European federation of national associations of water services, EurEau)
Eliminarlas del agua no es sostenible
Según EurEau las sustancias PFAS representan serios problemas para los proveedores de servicios del agua.
Si bien existen tecnologías para eliminar la mayoría de las PFAS, éstas serían insostenibles, principalmente debido a su complejidad técnica, la intensidad de los recursos que requieren (agua, energía, productos químicos de tratamiento, etc.) y la generación de residuos potencialmente tóxicos.
Si bien el sector del agua potable no utiliza PFAS, tendrá que lidiar con ellas. Está claro que bajas concentraciones de PFAS son omnipresentes en el medio ambiente y su presencia en el entorno acuático, unida al uso de técnicas analíticas modernas, implicará su detección en el agua potable, aunque sea en concentraciones bajas.
El sector de las aguas residuales actua como conducto que transporta sustancias PFAS de un medio a otro, sobre todo de las instalaciones domésticas e industriales al medio ambiente, porque las tecnologías convencionales de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para eliminar las PFAS.
Las tecnologías más actuales de tratamiento de aguas residuales pueden separar algunas PFAS de la fase acuosa en sólidos de aguas residuales. Pero esto implica obtener unos residuos de dificil gestión.
Si se aplican lodos de depuradora en tierras de cultivo para aumentar su contenido de nutrientes, una cierta cantidad de PFAS podría transferirse al suelo y, potencialmente, a la cadena alimentaria.
Según EurEau, las tecnologías de eliminación de PFAS en el agua potable o en el tratamiento de aguas residuales no pueden destruir estas moléculas. Esto significa que los operadores de servicios del agua se quedan con residuos potencialmente tóxicos, para los que no existen soluciones de gestión sostenible.
Regular las sustancias PFAS en el origen
Para EurEau, establecer umbrales al final de una de las vías de exposición, como el agua potable, garantizará que se prevenga la exposición humana a través de esta vía, pero no es el enfoque adecuado para evitar su impacto sobre la salud y el medio ambiente. Su posición se centra en la necesidad de evitar las emisiones de estos productos químicos al medio ambiente, utilizando el principio de precaución y de control en la fuente de la contaminación.
Por lo que EurEau propone regular las sustancias PFAS como grupo en el origen, prohibir a nivel de la UE los usos de las PFAS, o reducirlos a aquellos que son esenciales e inevitables garantizando que estas sustancias no lleguen a liberarse al medio ambiente. Esta seria la forma más sostenible y eficaz de limitar la exposición de los consumidores a las PFAS y de preservar los recursos hídricos.
Por último, la Federación apunta que "confiar en el tratamiento al final de la tubería significará que el principio de quien contamina paga se reemplaza por el principio de que el consumidor de agua paga."
Fuente: www.eureau.org