El siguiente texto es un artículo del Dr. Jaime Merino, Director del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad Miguel Hernández y jefe de servicio del Hospital de San Juan, que muy amablemente nos ha permitido su difusión a través de nuestro portal. La introducción a la legionella que ofrece de una forma tan sencilla, rigurosa y concisa, nos parece de entrada una buena razón ponerlo a disposición de nuestros lectores. Fue publicado originalmente en el periódico Levante.
Las legionelas pasaron de la medicina al campo de lo social en 1976, cuando en un hotel de Filadelfia se celebraba una convención de legionarios y hubo un brote muy importante de enfermos con pulmonía. Se comprobó que el agente causal era un bacilo llamado Legionella, con el apellido de pneumophila, lo que indica que afecta fundamentalmente al pulmón.
Tiempo después se comunicarían otros brotes en el mundo, lo que incluye a España e incluso en centros hospitalarios. En la Comunitat Valenciana es un tema sensible puesto que desde hace varios años trabajadores de diversas empresas de la ciudad de Alcoi se encuentran implicados, el número de personas afectadas es importante, y se mantiene un brote mas o menos activo durante años (unas 13 oleadas desde 1999).
Una característica importante es que las legionelas viven en los embalses de agua y los arroyos. Si se introducen en depósitos de agua (torres de refrigeración o sistemas de distribución del agua) o en los sistemas de distribución de agua potable, pueden crecer y proliferar.
Todas las variedades del germen pueden colonizar el agua, lo que se facilita si esta estancada, a una temperatura superior a 25º, o si en ella existen otros contaminantes como algas o amebas, pero sólo algunos causan enfermedad en el hombre.
Las legionelas son bacilos que habitualmente no crecen en los medios de cultivo que usan los microbiológos de forma habitual pero pueden detectarse usando anticuerpos de marcados con sustancias luminosas en las secreciones donde se encuentran. El bacilo se trasmite al humano fundamentalmente por aspiración, pero también por aerosoles, (aparatos nebulizadores o humidificadores) o por instilación directa en el aparato respiratorio; no se sabe si directamente al consumir el agua o porque existe una colonización de boca o faringe previa.
A los 2 a 10 días del contagio la enfermedad se inicia. La legionela tiene vellosidades por las que se fija a las células (epiteliales) del pulmón y produce un cuadro inflamatorio que calificamos de neumonía o pulmonía, habitualmente con muchos focos y a veces con acumulo de pus (micro abscesos).
La inflamación hace que pase el líquido de los vasos (plasma) a la vía aérea del pulmón (alvéolos) y éste no sirve para aportar oxígeno a la sangre, el enfermo se ahoga...Se producen manifestaciones muy diversas, que van desde tos leve o febrícula a una situación de gran estupor y fallo de prácticamente todos los órganos del cuerpo. Al inicio puede haber manifestaciones inespecíficas como cansancio o pérdida de apetito, y es muy frecuente la existencia de fiebre y de fatiga. Los esputos son escasos, pocas veces purulentos y en ocasiones con sangre.
La neumonía se califica de atípica porque aunque daña fundamentalmente el aparato respiratorio con frecuencia también lesiona el aparato digestivo y causa nauseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea o afecta al sistema nervioso y produce: dolor de cabeza, confusión y somnolencia.
Algunas personas tienen más riesgo de adquirir la enfermedad: si además de exponerse es fumador, o anciano, si tiene alguna enfermedad crónica en el pulmón, o trastornos de la inmunidad. En general situaciones en las que merman sus mecanismos de defensa.
Para diagnosticar la enfermedad además de los datos de la clínica y de las radiografías son importantes el cultivo del esputo o el aspirado de las secreciones bronquiales; el agente puede demostrarse en las secreciones mediante anticuerpos fluorescentes o por una técnica que permite demostrar sus antígenos en orina, (detecta a 7 de cada 10 afectos). La reacción en cadena de la polimerasa es un método útil para identificar el germen en el agua.
El mecanismo habitual de defensa del organismo contra las infecciones es que los leucocitos oxiden las bacterias, pero no suele funcionar en estos enfermos ya que los gérmenes están dentro de las células y escapan a aquellos. Pueden ser destruidos por células del enfermo que los digieren (macrófagos), si son ayudados por anticuerpos.
El tratamiento requiere la toma de antibióticos. Al inicio deben darse por vía intravenosa pudiendo pasar luego a vía oral, como mínimo durante dos semanas, y si hay algo que complique tres. El pronóstico es bueno si no se tiene otra enfermedad asociada y el diagnóstico es precoz. Entonces la mortalidad es inferior al 10%. Si no se trata pronto puede llegar al 30%.
Para su prevención hay que realizar cultivos periódicos de las conducciones de agua, y poner en marcha métodos de desinfección de los sistemas de bombeo del agua. He leído que son eficaces los sistemas de recalentamiento y luego descarga del agua, alcanzando temperaturas de 70 a 80 grados y manteniendo los lavados de descarga durante al menos más de 30 minutos.
También parece ser útil la ionización con cobre y plata. Algunos expertos excluyen la hipercloración del agua, no sólo porque es cara, sino porque puede ser carcinogénica y produce corrosión de las tuberías.