Conciliando la eficiencia energética y la calidad del aire interior en los edificios

Conciliando la eficiencia energética y la calidad del aire interior en los edificios

intasense

La eficiencia energética de los edificios y la calidad del aire interior son, a menudo, dos factores difíciles de conciliar, que resultan en problemas de salud, baja productividad y costes económicos. El proyecto europeo INTASENSE, ha desarrollado una solución de bajo coste para monitorizar, en concentraciones muy bajas, gases y vapores tóxicos, asi como partículas en suspensión dentro de los edificios.

 

 

Calidad ambiental interior y ventilación inteligente

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En el interior de los edificios, donde transcurrimos la mayor parte de nuestro tiempo, convivimos con elementos que pueden resultar nocivos para la salud y el bienestar. Compuestos como el benceno y el formaldehído, que provienen de productos químicos como barnices, pinturas, cosméticos o productos de limpieza, asi como otros contaminantes provenientes del exterior, pueden provocar enfermedades, desde problemas de tipo respiratorio o alérgico hasta cáncer.

Para tratar de controlar este riesgo, el proyecto europeo INTASENSE (Integrated Air Quality Sensor for Energy Efficient Environment Control), ha desarrollado un sistema de bajo coste para medir la calidad del aire en interiores, que puede asociarse a una ventilación inteligente en función de los valores obtenidos.

Especialmente en edificios energéticamente eficientes, con un mayor aislamiento, la calidad del aire puede verse reducida. Sobre todo en aquellos casos en los que la ventilación se realiza mediante sistemas de aire acondicionado, es importante que la entrada de aire fresco se regule no sólo en función de la temperatura o la humedad ambiental, sino también en función de la calidad del aire.

Es importante tener en cuenta la cantidad de dióxido de carbono, producto de la respiración, cuyos valores serán mayores cuanto más ocupantes haya en el recinto, asi como los contaminantes químicos ambientales ya mencionados, que pueden resultar peligrosos para la salud.

Además de reducir o evitar problemas de salud en los usuarios de los edificios, se busca reducir los costes sanitarios y de las empresas por las bajas laborales o por disminución de la productividad derivadas de la mala calidad del aire interior.

Pequeñas "narices electrónicas"

El Centro de Estudios e Investigaciones Técnicas (CEIT-IK4) de la Universidad de Navarra ha participado en este proyecto desarrollando unos sensores miniaturizados de bajo coste, que pueden ser instalados en todas las dependencias de un edificio y monitorizar gases y vapores tóxicos, así como la cantidad de partículas en suspensión.

La tecnología utiliza materiales quimiorresistivos, en general óxidos semiconductores como el óxido de zinc o el óxido de estaño, cuya resistencia varía, a altas temperaturas, en presencia de gases tóxicos. Se han desarrollado tres sensores, cuya señal conjunta se utiliza en forma de pequeña “nariz electrónica” para medir con fiabilidad los compuestos tóxicos; gases, vapores y partículas en suspensión.

La señal puede utilizarse como indicador de la calidad del aire para el usuario, o unirse al sistema de aire acondicionado para realizar una ventilación inteligente, en función de las características del aire analizado. También se ha previsto la conexión inalámbrica del sistema, de tal modo que un edificio puede tener el control centralizado de todas sus salas mediante una red de sensores.

Los dispositivos desarrollados han mejorado aspectos de fabricación y de detección respecto a otros que se encuentran en el mercado, haciendo posible medir concentraciones más bajas de los compuestos tóxicos

 

Fuente: CEIT

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