Las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) han invadido Europa y América del Norte durante las últimas décadas. Esta especie, considerada como una de las aves más invasoras del planeta, parece tener su origen en una misma pequeña área geográfica de América del Sur y todas sus poblaciones invasoras son genéticamente iguales.
Las cotorras argentinas, simpáticas pero ruidosas aves, se han extendido, a través del comercio de mascotas, por Norte América, Europa, África y Asia.
Sus poblaciones salvajes, fuera de su zona de origen, empezaron a aparecer como especie invasora en la década de los 60 en EEUU y posteriormente en Europa en los años 80, donde se han aclimatado y proliferado hasta convertirse en plagas, por ejemplo en Barcelona, una de las ciudades en el mundo con mayor densidad de población de estas aves.
Sin embargo, según un estudio internacional en el que han participado científicos españoles, las poblaciones de Myiopsitta monachus de EEUU y Europa tienen su origen en la misma área de distribución natural, probablemente ubicada entre el sur de Brasil (Río Grande do Sul), Entre Ríos (Argentina) y Uruguay.
El estudio analiza la variabilidad genética en las poblaciones de cotorras argentinas en el área nativa de Sudamérica, y en tres zonas de invasión distribuidas por tres continentes (Norte América, Europa y África) y evalua la hipótesis de si dicha variabilidad genética es importante para el éxito del establecimiento de las especies invasoras en nuevas zonas.
El trabajo, que desentraña la historia de la invasión global de la cotorra, indica que la fuente de individuos que han fundado todas las poblaciones invasoras tiene una distribución geográfica muy restringida, con pocas evidencias de que haya una mezcla importante entre las poblaciones que existen en el área geográfica nativa.
Este patrón coincide en gran medida con los datos históricos sobre las exportaciones de comercio de mascotas, que sugieren que la mayor parte de los individuos que se han comercializado provienen de la misma zona. Sin embargo, las poblaciones invasoras son genéticamente más similares de lo previsto a partir de los datos de exportación.
La baja variabilidad genética observada en las poblaciones invasoras sugiere la existencia de una contracción demográfica y un área fuente restringida, pero no apoya la hipótesis de que la invasión de la especie se vea visto favorecida por la mezcla y la recombinación genética entre individuos de múltiples poblaciones fuente.
Por el contrario, los datos sugieren que la reducida variabilidad genética que se observa en estas poblaciones invasoras no habría afectado negativamente a su éxito de establecimiento.
Según los autores del estudio, han podido operar también procesos de selección convergentes que han favorecido el mantenimiento de determinados rasgos genéticos en las poblaciones invasoras. La presencia de determinadas características genéticas sería importante de cara a explicar el éxito de las especies invasoras. Estos procesos de selección durante el proceso de invasión no se han tenido en cuenta antes en este tipo de estudios, por lo que podrían ser importantes de cara a explicar el éxito de algunas especies invasoras.
En el estudio, publicado en la revista Molecular Ecology, han participado la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO) y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
Fuente: SINC
Edelaar, P., Roques, S., Hobson, E. A., Gonçalves da Silva, A., Avery, M. L., Russello, M. A., Senar, J. C., Wright, T. F., Carrete, M. and Tella, J. L. (2015), Shared genetic diversity across the global invasive range of the monk parakeet suggests a common restricted geographic origin and the possibility of convergent selection. Molecular Ecology, 24: 2164–2176. doi: 10.1111/mec.13157