La ropa sucia de los viajeros contribuye a la expansión de las chinches de la cama

La ropa sucia de los viajeros contribuye a la expansión de las chinches de la cama

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La ropa sucia de los viajeros puede estar contribuyendo a la dispersión pasiva de las chinches de la cama. Estos diminutos insectos, sin alas y con comportamientos anacoretas, sorprendentemente están consiguiendo desarrollar una rápida conquista del mundo, gracias a su capacidad de infiltrarse en los equipajes, especialmente atraidos, por ejemplo, por los olores humanos residuales propios de la ropa sucia. 

 

Las chinches se sienten atraidas por la ropa sucia

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La capacidad de las chinches de la cama para desplazarse a enormes distancias y crear infestaciones por todo el planeta tiene su mérito. Sobre todo teniendo en cuenta que es un insecto que no vuela, ni siquiera salta y al que lo que más le gusta es vivir bien escondido, cerca del lecho de su hospedador.

Se sabe que las chinches son capaces de dispersarse activamente a escala local ya que, por ejemplo, las infestaciones en diversos puntos de un mismo edificio suelen consistir en poblaciones estrechamente relacionadas entre si, establecidas a partir de un solo grupo fundacional.

Los mecanismos que les permiten dispersarse a largas distancias están menos estudiados, pero uno de ellos se considera la habilidad de los insectos para introducirse en el equipaje de viajeros alojados en habitaciones infestadas, en el que acompañan al hospedador hasta un nuevo refugio. Entre otros factores, la gran abundancia de desplazamientos aéreos internacionales a precios asequibles estaría contribuyendo a la dispersión pasiva de esta plaga por los cinco continentes.

Pero, ¿que lleva a las chinches a meterse dentro de una maleta? Es la pregunta que se han formulado en la Universidad de Sheffield en Reino Unido. La respuesta puede ser, al menos en parte, la ropa sucia.

La investigación, realizada en un dormitorio experimental, intenta aclarar si los olores humanos llevan a las chinches a abandonar sus preciados escondites y si permanecen y forman grupos en la ropa sucia presente en la habitación.

Por otra parte, se estudió el efecto que produce un aumento de CO2 en el ambiente, un indicio de presencia humana, sobre el comportamiento de las chinches. El comportamiento de búsqueda del hospedador en insectos hematófagos implica una combinación de señales, incluyendo señales térmicas, olfativas o visuales, en las que desempeña un papel importante la cantidad de CO2 presente en el aire. 

En ausencia de un hospedador humano, las chinches fueron significativamente más propensas a agruparse en bolsas que contenían ropa sucia en comparación con bolsas idénticas de ropa limpia. Contrariamente a lo que se esperaba, un aumento de CO2 no afectó a este resultado. No se detectaron agrupaciones de chinches en la zona de la habitación en la que se colocó la fuente de CO2, sin embargo si que apreció una mayor probabilidad de que las chinches abandonaran su refugio.

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Este dato coincide con los resultados de experimentos realizados con los mosquitos Aedes aegyptiAnopheles gambiae, en los que se ha comprobado que un aumento en la concentración de CO2 actúa como una señal que estimula en el insecto la búsqueda del hospedador, más que dirigirlo hasta su objetivo. Asi, serían principalmente los olores humanos los que guiarian a las chinches hacia su fuente de alimento.

Y no sólo los olores desprendidos por su anfitrión dormido, sino que, en ausencia de un ser humano, también los olores humanos residuales en la ropa tendrían durante varios dias la capacidad de atraer a las chinches, que pueden detectar hasta 104 compuestos volátiles diferentes encontrados en el perfil olfativo de la piel humana. Muchos de estos compuestos son susceptibles de evaporarse de la ropa sucia, durante algún tiempo después de haber sido usada y depositada en bolsas o sobre el suelo.

Los autores del estudio concluyen que los olores humanos que desprende la ropa sucia actúa como un inductor del comportamiento de búsqueda del anfitrión. Po lo tanto, la ropa sucia en una maleta abierta, o sobre el suelo de una habitación infestada, es probable que atraiga a las chinches, y que estas acaben "empaquetadas" con el equipaje, acompañando a su anfitrión de vuelta a casa en el otro lado del mundo.

 

Fuente: Bed bug aggregation on dirty laundry: a mechanism for passive dispersal, Scientific Reports, 2017

 

 

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