Mientras las temperaturas van bajando, los insectos se preparan para sobrevivir el frío intenso del invierno con diversidad de estrategias según la especie. Vamos a ver algunas de las formas en que estos organismos de seis patas se preparan para el invierno y llegan a la primavera siguiente.
La temperatura corporal en los insectos
La gran mayoría de especies de insectos no pueden producir su propio calor corporal y dependen principalmente de fuentes de calor externas y de poder adaptarse a la temperatura de su medio.
Eso significa que la temperatura de su entorno juega un papel importante en su crecimiento, desarrollo y comportamiento.
Aunque es posible matar insectos con frío extremo, en la mayoría de los casos sólo es posible con un "choque térmico", haciéndolos pasar de temperaturas relativamente cálidas (>21 °C) a temperaturas bajo cero en cuestión de horas. La mayoría de los insectos que viven en climas templados encuentran una manera de evitar sufrir este choque térmico por causas naturales y sobrevivir a los inviernos. En general, los insectos pueden sobrevivir mejor a las bajas temperaturas cuando éstas son estables, sin fluctuaciones, y su peor enemigo son los extremos alternantes de clima muy frío y cálido que pueden llegar a finales del invierno.
A medida que el verano se transforma en otoño y las temperaturas bajan, los insectos experimentan un cambio abrupto en su estilo de vida. Su actividad y desarrollo cesan en gran medida, a la vez que preparan sus estrategias para sobrevivir al frio del invierno. Vamos a ver algunas de ellas.
Estrategias de los insectos frente al frio
Una de las mejores maneras de evitar morir congelado es evitar las temperaturas gélidas migrando a zonas con climas más cálidos. Las mariposas monarca y algunas plagas de los cultivos son ejemplos de migración de insectos.
Para muchos de los que se quedan, la estrategia para sobrevivir al invierno es entrar en diapausa, un estado de letargo en el que su crecimiento, desarrollo y actividades se suspenden temporalmente, con una tasa metabólica lo suficientemente alta como para mantenerlos vivos hasta que las condiciones ambientales les vuelvan a ser propicias. Los insectos pueden entrar en este estado en cualquier etapa de su desarrollo:
Los huevos
Solo unas pocas especies de insectos pasan el invierno en forma de huevos. Los insectos más destacados de esta categoría son las mantis religiosas y los destructivos gusanos de la raíz del maíz (Diabrotica), que entierran sus huevos en la profundidad del suelo adyacente a las plantas, de las que se alimentarán cuando nazcan.
Las larvas
Muchos insectos pasan el invierno con éxito como larvas inmaduras, protegidas en la hojarasca o refugios similares, o excavando un refugio en el suelo.
A medida que las temperaturas comienzan a bajar en la temporada de otoño, las larvas se preparan para las temperaturas gélidas eliminando todas las moléculas de agua de sus cuerpos y produciendo glicerol, una sustancia que puede considerarse un tipo de anticongelante, que reemplaza al agua eliminada.
Una vez que se completa este intercambio de fluidos, los insectos pueden congelarse por completo. Esta estrategia evita que las moléculas de agua del cuerpo del insecto se expandan y dañen sus órganos internos después de congelarse, y les permite permanecer de manera segura en diapausa hasta que se produzcan los deshielos de primavera
Las ninfas
No muchos insectos están activos como ninfas en el invierno. Los insectos acuáticos como las libélulas, las "moscas de las piedras" y las efímeras pasan por una etapa ninfal en la que permanecen activas mientras están completamente sumergidos en estanques, arroyos o ríos durante los meses de invierno. Estas ninfas, que a menudo viven bajo el hielo, se alimentan durante todo el invierno y finalmente emergen como adultos en la primavera.
Las pupas
Algunos insectos hibernan en la etapa de pupa y emergen como adultos en la primavera. Algunas de las especies de polillas más grandes e impresionantes de la familia Saturniidae viven durante todo el invierno adheridas como pupas en un capullo en la rama de un árbol o de otra planta de la que se alimentan como orugas.
Los adultos
Muchos insectos entran en diapausa cuando son adultos. Los huecos de los árboles, la hojarasca y debajo de troncos y rocas son refugios comunes para los insectos adultos que hibernan.
Las mariquitas son un ejemplo bien conocido y a veces se las ve en gran número en otoño, ya que se congregan en elevaciones altas. Muchas avispas grandes buscan refugio en los aleros y áticos de casas o graneros.
También las abejas melíferas permanecen en colmenas durante el invierno y forman grupos cuando bajan las temperaturas. La oxidación de la miel que las abejas producen y de la que se alimentan en el invierno les permite generar calor corporal. Luego, las abejas adultas dispersan el calor por toda la colonia mediante el rápido batir de sus alas.
Fuente: https://www.si.edu/