Las abejas, aliadas indispensables de los agricultores para la polinización de los cultivos, se hallan en un preocupante declive. Un estudio realizado en Paises Bajos muestra que la disminución de la diversidad de plantas y árboles florales provocada por la agricultura moderna dificulta la alimentación de estos insectos y potencia, junto a los insecticidas neonicotinoides y las enfermedades, su desaparición.
La creciente preocupación por la disminución de las abejas silvestres y la grave pérdida asociada de polinización de las plantas, vital para nuestra alimentación y para la biodiversidad, urge a identificar las causas subyacentes.
Son varios los factores que las amenazan: el uso de insecticidas neonicotinoides, parásitos y enfermedades, especies invasoras como la avispa asiática, el cambio climático y también las prácticas de la agricultura industrializada, que origina una menor disponibilidad y diversidad de alimento para estos insectos.
Imagen: Flickr |
Un estudio realizado en los Paises Bajos, territorio con muy alto porcentaje de tierra natural que ha sido cultivada, muestra que existe una conexión entre el descenso de la diversidad floral y el declive de las abejas.
Jeroen Scheper, ecólogo de la Universidad de Wageningen afirma que los efectos negativos del ácaro parásito Varroa, las enfermedades o la carga de insecticidas pueden ser reforzados por la limitación de la disponibilidad de comida. Al disminuir los recursos, las abejas melíferas pueden ser más vulnerables a estas amenazas. Igualmente, los efectos no letales de los insecticidas pueden afectar negativamente la eficiencia recolectora de las abejas obreras, posiblemente con mayor impacto si la disponibilidad de recursos florales es baja.
Tras examinar el polen en abejas de colecciones entomológicas, recolectadas antes del inicio de su declive, los científicos vieron cuales eran las preferencias de determinadas abejas al buscar flores para alimentarse. Al comparar los datos obtenidos, comprobaron que las especies actuales que están en mayor declive son precisamente las que se alimentan de flores de plantas silvestres o semisilvestres que ahora escasean. Por el contrario, las abejas especializadas en las rosáceas, que incluyen flores, árboles y plantas ornamentales con una producción muy desarrollada en Paises Bajos, proliferan.
Fuente: El Pais