Nueva evidencia de la neurotoxicidad de los insecticidas piretroides para los humanos
Enviado por editora el Mié, 07/01/2015 - 20:53
Un estudio realizado en Francia aporta nuevos datos acerca de los efectos neurotóxicos de los insecticidas piretroides sobre los humanos, especialmente en el desarrollo de las capacidades cognitivas en niños. Los piretroides, considerados como menos tóxicos que otros insecticidas más persistentes, son ampliamente utilizados en agricultura, veterinaria y también en el ámbito doméstico.

Las trampas de monitoreo, que contienen atrayentes específicos para insectos, son de uso habitual en los programas de control de plagas para detectar la presencia de cucarachas, chinches y otras especies. A pesar de ser un producto ampliamente utilizado, a veces existen dudas sobre cómo podrían estar afectadas por los cambios en la legislación de biocidas (Reglamento 528/2012). Pest Control News nos lo explica.
El Ministerio de Sanidad organiza la Jornada informativa sobre el Reglamento de Productos Biocidas. Obligaciones y Consecuencias, que tendrá lugar el próximo 11 de junio en Madrid. Se proporcionará orientación a los solicitantes de registros de productos biocidas en el conocimiento de sus obligaciones, especialmente en relación con la lista de proveedores autorizados del artículo 95 del Reglamento de Productos Biocidas.
El Comite de Biocidas de la
El uso de insecticidas piretroides se ha extendido masivamente a nivel mundial, sustituyendo a otros biocidas por presentar una menor persistencia y toxicidad. Sin embargo, el uso indiscriminado de estos compuestos hace que estén presentes constantemente en el entorno. Un estudio del CSIC ha documentado una alta bioacumulación piretroide en peces comestibles de varios ríos peninsulares.
Diversas son las causas que se asocian a la preocupante desaparición de las abejas, una de ellas el uso de insecticidas en la agricultura. Un estudio ha descubierto que estos insectos se sienten atraídos por el néctar que contiene insecticidas neonicotinoides, que actuarían sobre su cerebro creandoles adicción, de manera similar que la nicotina lo hace en el cerebro humano.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud ha evaluado la carcinogenicidad de estos cuatro insecticidas organofosforados. El malatión y el diazinón fueron clasificados como probables carcinógenos para los seres humanos (Grupo 2A) y el tetraclorvinfos y el paratión como posibles carcinógenos para los seres humanos (Grupo 2B).
