Dos días después de que las autoridades de salud pública de Barcelona afirmaran que beber algua del grifo en algunas zonas de la ciudad entrañaba riesgo de cáncer, han tenido que hablar nuevamente en público para desmentir sus propias palabras.
Después del lógico revuelo que se ha formado, Joan Guix (gerente de la ASPB) declara ahora que el pico en los niveles de trihalometanos en el agua (156,6) sobrepasa los valores de referencia establecidos por la Unión Europea pero que éstos marcan un nivel bajísimo respecto a los realmente peligrosos. Así pues, nadie debería preocuparse.
Esta situación demuestra que las autoridades deben ser muy cautelosas en la manera en que informan a la sociedad, no porque deban guardarse datos (al contrario) sino porque es importante ofrecerlos de forma muy clara y fidedigna.
La noticia del pasado lunes ha tenido mucha repercusión en los medios y, pese a la rectificación, es muy posible que la desconfianza impere. Ese "por si acaso" puede llevar posiblemente a que el porcentaje de personas que beben agua embotellada en la ciudad aumente todavía más (las cifras actuales son del 54%).