La ciudad de Nueva York tiene, sin duda, grandes atractivos, pero también sus lados oscuros, como por ejemplo una tasa "crónica" de casos de legionelosis mucho más elevada que el resto de los EEUU. A pesar de que las autoridades de la ciudad insisten en sospechar sistemáticamente de las torres de refrigeración, existen indicios de que el problema está, principalmente, en otra parte. AEFYT nos lo explica.
Legionella en Nueva York o las torres de refrigeración no tienen porqué ser las culpables
La Asociación Española del Frío y sus Tecnologías (AEFYT) nos informa de la situación de la legionelosis en EEUU y más concretamente en Nueva York, una ciudad en la que cada año aumentan los casos de esta enfermedad.
Del artículo se desprende la importancia de investigar correctamente las causas últimas que producen los brotes de legionelosis, sin descartar factores como el suministro público de agua.
La normativa sobre Legionella en Estados Unidos a análisis
La entidad de EEUU Alliance to Prevent Legionnaires’ Disease (Alianza para Prevenir la Legionelosis) dedicada a la lucha contra la legionelosis, ha publicado un exhaustivo informe en el que recoge los hechos que condujeron al gran brote de legionella registrado en Nueva York en 2015, que puso de manifiesto las elevadas tasas de enfermedad en la ciudad, pese a las nuevas regulaciones publicadas en aquel momento en este sentido. En el mismo, además, se dan una serie de recomendaciones que persiguen controlar y atajar la enfermedad.
Al igual que ocurre en nuestro país, también en Estados Unidos los equipos de refrigeración evaporativa han estado en el punto de mira cada vez que se ha producido un brote de legionelosis. En España parece que, poco a poco, esta situación está remitiendo y las autoridades sanitarias consideran ya de forma habitual otros equipos de riesgo, que si bien han estado siempre presentes en los protocolos de prevención de legionela, no se habían tenido tan presentes. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo en EE.UU
El caso más relevante lo constituyó el brote registrado en el sur del barrio del Bronx, en Nueva York, en el verano de 2015. Sin una investigación previa en el suministro público de agua, y antes de que los protocolos de investigación del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se pusieran en marcha, se aludió a estas instalaciones como responsables del brote.
300 casos anuales de legionelosis en Nueva York
Años antes de este brote, ya se había evidenciado un grave problema en torno a la Legionella: en la ciudad de Nueva York se notifican casi 300 casos de legionelosis cada año, a los que se añaden los 400 que, en este mismo período de tiempo, se reportan en todo el Estado de Nueva York; unas tasas mucho más altas que el promedio nacional del país.
Los casos de legionelosis en la ciudad de Nueva York aumentan cada año. Sin embargo, estas tasas se han considerado dentro de la normalidad, siempre que los brotes se hayan presentado de forma aislada o en unas instalaciones específicas como, por ejemplo, spas, fuentes o condensadores.
Hasta el 10% de las personas que cada año sufren esta enfermedad sucumben a la misma y otros afectados nunca se recuperan completamente. Mientras tanto, el suministro público de agua ha sido percibido como seguro.
En la gran mayoría de los casos notificados, el departamento de salud competente registra el incidente pero no realiza un muestreo ambiental como parte de la investigación, aunque sí de las fuentes potenciales. Para que un brote se catalogue como tal deben darse múltiples circunstancias, además, los estándares son muy rígidos y no favorecen las relaciones entre los casos individuales, estableciéndose vínculos solo en raras ocasiones.
En consecuencia, no existen verdaderos intentos de apuntar al suministro de agua potable como la fuente más común de estas infecciones y de prevenir la enfermedad, que es simplemente aceptada.
Pero la realidad es que la distribución de agua en Nueva York se ha mostrado como la raíz de la mayor parte de los brotes de Legionella registrados hasta la fecha. Sin embargo, esta situación no ha servido para que la ciudad adopte medidas globales y eficaces que permitan abordar el problema a largo plazo. Es más, el Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) ha mostrado su desacuerdo con las opiniones vertidas por expertos en Legionella y el consenso de la comunidad científica, que apuntaban al suministro público de agua como origen habitual de los brotes.
Éste es el caso de estudios recientes de la EPA (US Environmental Protection Agency), que ha encontrado Legionella en 67% de los tanques de almacenamiento y en el 50% de los grifos de agua: cualquier fluctuación de presión puede liberar una gran cantidad de bacterias. Además, una vez en el interior del edificio, la transmisión se puede producir en múltiples puntos: duchas, grifos, mezcladores, fuentes, bañeras de hidromasaje, etcétera. Según el CDC, dos tercios de todos los brotes relacionados con el agua potable, lo son de Legionella.
A esta evidencia se suma el hecho de que la mayor parte de las torres de enfriamiento evaporativo de Nueva York se encuentran en el barrio de Manhattan, mientras que son los residentes del Bronx quienes contraen la enfermedad en un porcentaje mayor. A pesar de la evidencia, los protocolos de actuación siguen centrandose en las torres de enfriamiento sin abordar la verdadera cuestión: el suministro y distribución del agua pública.
Recomendaciones a la ciudad de NY
El citado informe, publicado por la Alliance to Prevent Legionnaires’ Disease, concluye con una serie de recomendaciones a la Ciudad de Nueva York que, tomadas en conjunto, proporcionarían un mayor índice de éxito a la hora de atajar la enfermedad, en la medida que proponen ampliar las investigaciones a otros equipos de riesgo, así como establecer unos eficaces protocolos de prevención y control de la enfermedad:
- Mantener un desinfectante residual adecuado en todos los puntos del sistema público de distribución de agua.
- Monitorear la calidad del agua del suministro público de agua potable y del sistema de distribución.
- Aumentar la inversión en infraestructura.
- Investigar todos los casos de legionelosis utilizando herramientas de investigación para casos individuales y brotes, ya establecidos como tales por el CDC.
- Identificar positivamente la fuente de la bacteria Legionella, tras una investigación exhaustiva.
- Gestionar los sistemas de agua de construcción de acuerdo con las mejores prácticas.
AEFYT siempre ha defendido la necesidad de localizar fehacientemente el origen de los brotes de Legionella, incidiendo en el agua de red como el primer aporte de la bacteria a los equipos de riesgo. Asimismo, la Asociación insiste en la necesidad de mantener un adecuado control de las instalaciones a lo largo de todo el año, realizando los tratamientos pertinentes, siguiendo las recomendaciones de los fabricantes y ajustándose a lo establecido por la Ley.