El lavado de manos, la limpieza y la desinfección son factores críticos y necesarios para minimizar la transmisión de microbios en entornos médicos. Sin embargo, pueden complementarse muy eficientemente con el uso de superficies de contacto hechas con aleaciones de cobre, un metal con actividad antimicrobiana efectiva y continuada.
El cobre, desinfectante eficaz y de efecto continuado
La carga microbiana localizada en las superficies que se tocan con frecuencia en los centros sanitarios, como manetas de puertas o barandillas, puede jugar un papel importante en la propagación de infecciones.
Además de los necesarios protocolos de limpieza y desinfección para mantener bajo control las infecciones nosocomiales (adquiridas por los pacientes dentro del mismo hospital), el uso de aleaciones de cobre en superficies críticas actúa como un sistema antimicrobiano pasivo y continuado entre los episodios de limpieza y desinfección activas, con elevados porcentajes de reducción de la carga bacteriana.
Existen evidencias clínicas que indican que el uso de aleaciones de cobre puede considerarse como una segunda línea de defensa contra organismos causantes de enfermedades. De hecho, este material, después de superar los ensayos pertinentes para comprobar su eficacia, está registrado en la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU como antimicrobiano comprobado frente a los patógenos Staphylococcus aureus, Enterobacter aerogenes, E. coli O157: H7, Pseudomonas aeruginosa, MRSA y Enterococos resistentes a la Vancomicina (ERV).
Para conseguir el registro en la EPA, las aleaciones de cobre se sometieron a protocolos para determinar su eficacia como desinfectante, confirmar su efecto desinfectante residual después de frotarlas repetidamente en seco y en húmedo, y también su capacidad para reducir continuamente la carga bacteriana.
Además de las bacterias cubiertas por el registro de la EPA, la eficacia de las aleaciones de cobre contra una serie de patógenos importantes, incluyendo virus y hongos, está también bien documentada en la literatura. Un estudio, realizado en EEUU y publicado en la revista HERD, cita ensayos realizados ya en 2012 y 2013 en los que se comprobó que la colocación de superficies de aleaciones de cobre en entornos construidos resulta en una media del 83% de reducción de la carga bacteriana y en un 58% de reducción de la incidencia de infecciones nosocomiales.
Este dato es relevante, tanto para preservar la salud humana como para reducir el elevado gasto económico que representan las infecciones nosocomiales. Según análisis realizados en el estudio, el coste adicional de los componentes de cobre, en comparación con aquellos fabricados a partir de metales convencionales, como el acero inoxidable, se recupera en el plazo de dos meses.
Reducción de la carga bacteriana
Aunque el mecanismo antibacteriano del cobre todavía no está totalmente esclarecido, este material interfiere en las funciones normales de la célula y compromete la integridad de su membrana. Existen evidencias de que el cobre dificulta el metabolismo y la respiración celular, lo que produce una muerte rápida de la célula, siendo improbable que esta tenga tiempo de reproducirse.
El citado estudio de laboratorio se realizó en condiciones ambientales interiores, similares a las que pueden hallarse en hospitales. Se colocaron diferentes patógenos sobre muestras de aleaciones de cobre, como latón (cobre+zinc), bronce (cobre+estaño) o aleaciones de cobre-níquel, y se analizó su viabilidad en diferentes tiempos de exposición. Como material de control experimental se utilizó el acero inoxidable, que es biológicamente inerte y no se le conocen efectos antimicrobianos.
En el caso del Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA), una de las bacterias que más preocupan en el ámbito de las infecciones nosocomiales, las pruebas realizadas mostraron un alto grado de eficacia. Tras inocular el patógeno en concentraciones superiores a las que pueden hallarse en condiciones reales, durante 8 veces en intervalos de 3 horas en un periodo de 24 horas, más del 99% de MRSA fué eliminado de la superficie de aleación de cobre. En comparación, la superficie de acero inoxidable no sólo seguia sustancialmente contaminada con MRSA viable, sino que las concentraciones del patógeno crecieron después de cada inoculación.
Las aleaciones con niveles bajos de cobre, incluyendo el latón y el bronce, también mostraron un porcentaje mayor del 99% de mortalidad de MRSA en un periodo de 2 horas, en el caso de las concentraciones extremadamente altas de los experimentos. La reducción de las dosis inoculadas, a niveles similares a los que se pueden encontrar en los hospitales, resultó en menores tiempos de casi eliminación de la bacteria, en cuestión de minutos en lugar de horas.
La actividad antimicrobiana de diferentes aleaciones de cobre también se comprobó con los Enterococos resistentes a la Vancomicina (ERV), Escherichia coli O157: H7, Clostridium difficile, norovirus y otros organismos.
Fuente: Harold T. Michels y otros: From Laboratory Research to a Clinical Trial. Copper Alloy Surfaces Kill Bacteria and Reduce Hospital-Acquired Infections, HERD