Catorce años después del cierre de Uralita en Cerdanyola (Barcelona) y dias después de conocerse la histórica sentencia que condena a Uralita a indemnizar con 3,9 millones de euros a 45 vecinos por daños originados por la contaminación ambiental con amianto, el diario El País denuncia que las calles de Cerdanyola aún tienen enormes cantidades de restos de amianto sin tratar.
Primer reconocimiento de víctimas de origen no laboral
En 1907 Uralita fué una de las primeras empresas en Europa en introducir el fibrocemento en el mundo de la construcción. Durante 90 años su fábrica ubicada entre Cerdanyola del Vallés y Ripollet (Barcelona) actuó como foco de contaminación por amianto, hasta su cierre en 1997.
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Dada la elevada frecuencia de enfermedades relacionadas con el amianto en la zona cercana a la instalación, un estudio realizado por el IDIAP Jordi Gol y publicado en septiembre de 2009 en Archivos de Bronconeumología, constató que no sólo los trabajadores de Uralita resultaron afectados por el amianto sino que casi uno de cada tres casos de enfermedad no era de origen laboral, sino por contaminación ambiental.
Hace pocos dias fué notícia que Uralita ha sido obligada, en una sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº46 de Madrid, a indemnizar a 45 vecinos de Cerdanyola demandantes con 3,9 millones de euros por las enfermedades (asbestosis, engrosamientos y derrames pleurales, mesoteliomas, problemas respiratorios...) causadas por la contaminación ambiental con amianto. Hasta la fecha, solo antiguos trabajadores de fábricas que usaban amianto habían sido reconocidos como víctimas.
El amianto sigue contaminando
No obstante, el peligro sigue latente, ya que, cómo denuncia el periódico El País, el amianto sigue presente en la zona afectada y sigue contaminando, sin que las administraciones tengan un conocimiento exacto de su ubicación ni aparentemente los recursos para la descontaminación del suelo.
"El mineral sigue en el subsuelo, alterando la vida de los vecinos, encareciendo obras y minando las arcas municipales. ¿Hace falta un paso bajo las vías del tren? Imposible construirlo. El municipio descansa sobre un cementerio de amianto. Los árboles se plantan en macetas, para que sus raíces no traspasen la malla, y construir un edificio puede costar el doble porque sus cimientos deben ser especiales."
El amianto yace mezclado con la tierra en las calles de Cerdanyola, a la espera de que, en algún momento sea cubierto con una malla geotextil aislante y enterrado bajo más tierra. En esto consiste, generalmente, la descontaminación de los puntos dónde se detecta, ya que trasladarlo a un depósito de residuos peligrosos tiene, según los técnicos, un coste elevadisimo.
"La regidora de Educación de la ciudad, Esther González, sentencia: Cerdanyola está contaminada. Pero nadie sabe cuánto. Uralita se desarrolló rápidamente desde 1907, hasta ocupar 12 enormes factorías situadas en hilera a lo largo de 1,5 kilómetros. El pueblo creció con ella y se construyeron barrios enteros a su alrededor, justo encima de los residuos que Uralita había ido abocando de forma incontrolada. Las calles de la ciudad se compactaban con trozos de amianto, para evitar el barro. Cuando se asfaltaron, nadie lo retiró. Y ahí sigue."
Fuente: El País