La intoxicación alimentaria por ciguatoxinas se considera una de las más relevantes entre las asociadas con el consumo de pescado a nivel mundial y representa, según la EFSA, un riesgo emergente en la UE. El proyecto CIGUARISK estudia el riesgo de intoxicación alimentaria por ciguatera en las Islas Baleares y las Islas Canarias.
Ciguatoxinas en el pescado
Las ciguatoxinas son unas potentes neurotoxinas producidas por ciertas microalgas marinas (dinoflagelados), principalmente del género Gambierdiscus y Fukuyoa, que se bioacumulan en la cadena trófica. Los peces más grandes, como el mero y otros peces depredadores, suelen ser los más contaminados, ya que acumulan la toxina en sus tejidos al alimentarse de peces más pequeños que han consumido estas microalgas.
La intoxicación en humanos se denomina ciguatera y se produce al ingerir pescado contaminado con estas toxinas, cuya presencia no puede evitarse mediante ningún método particular de almacenamiento, preparación o cocción. Las ciguatoxinas son resistentes al calor y a los ácidos, y permanecen estables durante, al menos, seis meses a temperaturas de congelación comerciales.
En la Unión Europea, el riesgo de ciguatera ha sido tradicionalmente bajo, ya que la mayoría de los casos se han asociado con regiones tropicales y subtropicales, como el Caribe, el Océano Pacífico y el Índico. Sin embargo, posiblemente como consecuencia del cambio climático, desde el 2004 se han producido brotes autóctonos de ciguatera también en Europa, concretamente en la zona de la Macaronesia (Islas Canarias y Madeira), y la EFSA la considera un riesgo emergente en la UE.
El proyecto CIGUARISK ha realizado un seguimiento de la presencia de las microalgas productoras de ciguatoxinas en las Islas Baleares y las Islas Canarias, entre los años 2021 y 2023, con el objetivo principal de evaluar el riesgo de ciguatera.
Proyecto CIGUARISK
El proyecto CIGUARISK se ha centrado en el estudio de la presencia de las microalgas Gambierdiscus y Fukuyoa en Baleares y Canarias, en la cantidad y composición de las ciguatoxinas que producen y en cómo éstas se transforman a través de las redes tróficas.
Hasta el momento, CIGUARISK ha permitido realizar una evaluación integral del riesgo que supone la ciguatera en dos zonas contrastadas, las Islas Canarias, donde la ciguatera ya está establecida, y las Islas Baleares, donde se han detectado las algas productoras de ciguatoxinas, pero no ha habido casos de ciguatera. Un equipo de investigadores e investigadoras coordinados por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) ha estudiado el estado y la evolución de esta afectación en diferentes especies de peces, pulpos o erizos de mar en ambas zonas.
Durante tres años, se han realizado muestreos de campo, experimentos en laboratorio, cultivos y análisis genéticos de Gambierdiscus y Fukuyoa. En el marco del proyecto se han detectado nuevas especies de Gambierdiscus en las Islas Baleares y se han encontrado, por primera vez, ciguatoxinas en pulpos y erizos de mar en las Islas Canarias. Se ha desarrollado una nueva herramienta para identificar y estudiar las diferentes especies de estas microalgas a partir de muestras ambientales mediante un método de genética molecular.
El objetivo último es encontrar soluciones para prevenir la ciguatera y garantizar la seguridad de los alimentos de origen marino.
También se han podido identificar las ciguatoxinas más comunes en peces de las Islas Canarias, mientras que en los peces de las Islas Baleares no se ha encontrado presencia de estas toxinas.
Un estudio de bioacumulación realizado en el proyecto ha permitido también confirmar que las ciguatoxinas se transmiten de los peces infectados con las toxinas a otros peces depredadores cuando se alimentan de ellos. Y, actualmente, se está desarrollando un modelo de evaluación de los riesgos para predecir de forma eficiente cuando pueden darse episodios de ciguatera.
Los muchos resultados obtenidos estos tres años se ampliarán con dos proyectos futuros, (CIGUAADAPT y EuroCigua II) cuyo objetivo será encontrar soluciones para prevenir la ciguatera y garantizar la seguridad de los alimentos de origen marino a través del asesoramiento al sector productivo pesquero.
El proyecto CIGUARISK se ha desarrollado por un consorcio formado por el IRTA, la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IDAEA-CSIC), la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y más específicamente tres de las instituciones que la componen: el Instituto Universitario en Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA), el Observatorio Canario de Algas Nocivas (OCHABs) y el Banco Español de Algas (BEA).
Fuente: Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA)
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