Investigadores de la Universidad de Oregon (EEUU) han descubierto que los ritmos circadianos o "relojes biológicos" en algunos insectos pueden hacerlos mucho más vulnerables a los pesticidas en determinados momentos del dia. Las funciones de estos ritmos moleculares para la adaptación de los organismos al medio ambiente están empezando a ser exploradas.
Reducir las dosis de insecticidas y aumentar su efectividad
Determinados comportamientos, funciones fisiológicas y procesos bioquímicos oscilan en ciclos de 24 horas (circadianos) en todas las especies animales, desde insectos hasta mamíferos. Según un estudio, publicado en PLoS One por científicos de la Universidad de Oregon, sería posible aprovechar esta característica genética para identificar en qué momento un insecto es más vulnerable a un plaguicida concreto y utilizar esta información para aumentar la eficacia del producto, reducir costes y disminuir las dosis necesarias de plaguicidas para el control de insectos.
Imagen:USDA |
Enfoques como éste serían de gran utilidad en programas de control integrado de plagas, cuyo objetivo es minimizar el uso de plaguicidas y prevenir el desarrollo de resistencia a los insecticidas.
En pruebas realizadas con moscas de la fruta, los investigadores hallaron que era necesario el triple o el doble de dosis, según el insecticida utilizado, para lograr el mismo efecto letal durante el momento del dia en que las moscas tenian las defensas más fuertes en comparación a cuando estas eran más débiles.
Los genes que son sensibles al ritmo natural de dia y noche pueden tener una amplia gama de efectos biológicos sobre la fertilidad, alimentación, sueño, estres, productividad, producción de hormonas u otras funciones, actuando sobre multiples células en la mayoría de especies animales y vegetales.
Según el estudio de la Universidad de Oregon, los ritmos circadianos parecen coordinar los genes que rigen la metabolización de xenobióticos, (compuestos cuya estructura química en la naturaleza es poco frecuente o inexistente debido a que son compuestos sintetizados por el hombre), es decir, los genes encargados de degradar sustancias tóxicas como los insecticidas. Asi mismo es posible que los ritmos circadianos también afecten a la absorción, distribución y excreción de las sustancias tóxicas.
El estudio puso de manifiesto que las defensas de los insectos contra dos pesticidas de uso común, propoxur y fipronil, eran mucho mayores durante el mediodía y que eran más débiles al amanecer, al atardecer o a medianoche. La eficacia de otros dos plaguicidas, deltametrina y malatión, no parece estar tan fuertemente asociada con la hora del día, al menos en las moscas de la fruta.
"Para que este enfoque sea útil en la agricultura u otros lugares donde se utilizan insecticidas, tendremos que poner a prueba insectos específicos contra insecticidas específicos y probablemente hallaremos diferencias en los tiempos de máxima efectividad de los diversos pesticidas, consiguiendo aumentar su efectividad y reducir las dosis necesarias" afirma Jadwiga Giebultowicz, profesor de zoología de la Universidad de Oregon.
Fuente: OSU
Foto cabecera: USDA