Las tecnologias digitales para el control de plagas, que se iniciaron en el control de roedores, se están moviendo también hacia el ámbito de las plagas en productos alimentarios almacenados, donde son una herramienta de futuro dentro del Control Integrado de Plagas. Sistemas electrónicos de detección, notificación y recolección de datos, permitiran mejorar los programas de seguridad alimentaria y a la vez optimizar las intervenciones de las empresas de control de plagas.
Las plagas en productos alimentarios almacenados pueden originar graves pérdidas económicas, sanciones o una mala reputación para la empresa. Pero controlar escarabajos, polillas o gorgojos en los alimentos es complejo, ya que a menudo son difíciles de detectar antes de que las poblaciones estén ya establecidas, dado su pequeño tamaño y su capacidad de vivir, alimentarse y reproducirse dentro del producto.
Tampoco ayuda su alta tasa de reproducción, movilidad y capacidad de sobrevivir con cantidades muy pequeñas de alimento, como residuos de producto en contenedores y equipos. Nuevas tecnologías eficientes y seguras para la detección, prevención y eliminación de plagas en productos alimentarios almacenados son necesarias para este sector.
Un ejemplo de ello es la introducción de la detección digital de plagas en alimentos almacenados, una tecnología que ya está empezando a aportar valor en el control de roedores e iniciando su ramificación hacia otros sectores. Según explica Joe Barile, líder del servicio técnico de Bayer Environmental Science en EEUU, la detección digital tiene un gran potencial para el control de plagas en productos almacenados debido a la complejidad de recopilar información en este tipo de infestaciones. El monitoreo de estas plagas requiere muchas horas de trabajo para colocar las trampas, verificarlas e intercambiarlas regularmente.
Detección digital de plagas
Los sistemas electrónicos de detección de plagas tienen diversas variantes, pero la premisa básica es la detección, notificación y recopilación de datos. Normalmente, un sensor instalado en una trampa se activa al tocarlo o moverlo, se transmite una señal al sistema y se envía una alerta a un dispositivo específico. Por otra parte, los datos se almacenan y proporcionan un mapa histórico de la actividad de las plagas.
Pero cuando la monitorización digital se combina con la monitorización visual automatizada el potencial de detección es aún mayor, explica Barile. Se trata de trampas adhesivas que toman fotos a intervalos específicos programados, que no solamente indican la presencia de una plaga sino que ayudan en la identificación de los insectos y en la determinación del tamaño de la infestación.
Los datos obtenidos a través del monitoreo pueden optimizarse mediante aplicaciones de identificación de plagas que se están desarrollando para teléfonos inteligentes, con las que ya no será tan habitualmente necesario recoger muestras y enviarlas a un entomólogo.
Ganar en eficiencia y capacidad de prevención
El análisis que realiza el sistema con los datos sobre insectos capturados aporta también un mapa de puntos conflictivos en la instalación, indicando dónde se encuentran los "puntos calientes", a los que se debe dedicar de forma focalizada el tiempo de inspección. De este modo, las visitas al cliente están optimizadas y ganan en eficiencia, permitiendo concentrarse en aquellos puntos donde es necesario. Por ejemplo, saber que existe una acumulación de insectos en un determinado punto ayuda a rastrear la fuente del problema, que puede ser un derrame de producto o desechos infestados en alguna máquina y permite la prevención proactiva de infestaciones.
El monitoreo digital también libera tiempo para los técnicos de control de plagas, que en lugar de pasar tiempo contando manualmente las especies de insectos en las trampas, pueden inspeccionar las instalaciones y hacer recomendaciones sobre las áreas problemáticas. La integración de los datos de monitorización con otras tecnologías, puede permitir a un técnico obtener actualizaciones, revisar el historial de una instalación y estar completamente informado en cada visita.
Todavía queda camino por recorrer
Sin embargo, el monitoreo digital, ya sea de roedores o de plagas en productos alimentarios tiene todavía un camino por recorrer, y algunos incovenientes hasta que exista una normalización que lo regule. Ser consciente de la presencia de insectos no significa automáticamente actuar en consecuencia, según el criterio que se aplique. Por lo que habría que armonizar, por ejemplo, los umbrales de recuento que se consideran significativos.
Otra desventaja de los sistemas de monitorización con cámara es, por el momento, su coste. Sin embargo, en áreas particularmente sensibles o aplicaciones de alto riesgo, el coste podría valer la pena. Las ventajas incluirían la capacidad de monitorear trampas de difícil acceso, obtener datos casi en tiempo real, proporcionar una prevención más proactiva y poder colocar trampas en áreas de difícil acceso sin preocuparse por la seguridad de los trabajadores para acceder a ellas. No obstante, se espera que esta tecnología digital continue su desarrollo hacia conseguir tamaños más pequeños y costes de implementación menores.
Pero incluso con los aspectos negativos, la monitorización digital está mejorando el Control Integrado de Plagas, al mismo tiempo que beneficia a las empresas para cumplir con su programa de seguridad alimentaria y reduce el riesgo de infestación. Para Barile, después de 40 años en el sector, esta tecnología es un exponente del enfoque de Control Integrado de Plagas dentro de esta industria, y aunque necesite su tiempo es, según este experto, una diana certera.
Fuente: www.pctonline.com