Las infestaciones de insectos en productos alimentarios almacenados tienen opciones limitadas de tratamiento y, a menudo, implican pérdidas de producto o de la calidad del mismo, cuarentenas o en el peor de los casos, pérdida de la reputación de la marca. Por lo tanto, la prevención, tanto con medidas de higiene como en escoger el envasado adecuado del producto, es una herramienta clave.
La presencia de insectos en productos alimentarios almacenados puede generar altos costes asociados a la pérdida de producto dañado y a los necesarios y complejos tratamientos de desinsectación en este tipo de instalaciones. Además, una vez que se ha producido la infestación, el uso de materia prima a granel contaminada puede afectar a la calidad de los productos fabricados posteriormente con ella, desde alteraciones del sabor hasta del comportamiento de la materia. Por otra parte, los productos que son afectados por insectos cuando su elaboración ya está terminada no se consideran aptos para el consumo y, por lo tanto, deben eliminarse.
Disminuir el riesgo
Mantener procedimientos adecuados de higiene y un programa de control integrado de plagas a nivel de fábrica reducirá el riesgo y evitará la mayoría de problemas generados por las infestaciones de insectos en alimentos almacenados.
También algunos procesos aplicables en la línea de producción, como el uso de máquinas desinfestadoras, (entoleter) dotadas de un disco giratorio de alta velocidad que mata los insectos por impacto y destruye sus huevos, o los procesos de tratamiento térmico permiten prevenir o controlar las infestaciones. En cambio, los tratamientos químicos que pueden utilizarse son limitados, debido a la sensibilidad de los productos alimenticios.
El punto crítico de riesgo en caso de infestación se alcanza cuando el producto ya ha sido tratado térmicamente, o se considera "acabado" después de pasar por una fase final de eliminación de organismos. Una vez que el producto está empaquetado, los procedimientos de control de alta calidad que se dan en la fábrica pueden quedar limitados o perderse, una vez que los alimentos se almacenan y transportan. Es en este momento que el tipo de envase utilizado, y su capacidad de resistir a las plagas, es importante para mantener cierto control sobre la calidad de los alimentos durante más tiempo.
Tipos de insectos implicados
En general los tipos de insectos capaces de dañar los alimentos almacenados se clasifican en dos categorias: los penetradores y los invasores. Los primeros suelen morder el envase y atravesarlo, mientras que los segundos no son capaces de morder el envase pero tienen gran habilidad para introducirse a través de pequeños orificios o aberturas del mismo.
Algunos de estos insectos pueden situarse dentro de las dos categorias y, en la mayoría de especies, las larvas tienden a ser las más dañinas. Algunos de los más comunes son:
Penetradores | Invasores | Penetradores e invasores | ||
Escarabajo de almacén (Trogoderma glabrum) |
Escarabajo mercante del grano (Oryzaephilus mercator) |
Gorgojo rojo de la harina (Tribolium castaneum) |
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Gorgojo del arroz (Sitophilus oryzae) |
Carcoma dentada del grano (O. surinamensis) |
Gorgojo falso de la harina (T. confusum) |
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Perforador del grano (Rhyzopertha dominica) |
Gorgojo de cuello cuadrado (Cathartus quadricollis) |
Larva de la polilla de las almendras (Cadra cautella) |
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Gorgojo grande del grano (Tenebrodes mauritanicus) |
Carcoma aplanada del grano (Cryptolestes pusillus) |
Larva de polilla India de la harina (Plodia interpunctella) |
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Escarabajo del pan (Stegobium paniceum) |
Larva de polilla del arroz (Corcyra cephalonica) |
El envase es importante
En varias de las especies, el atractivo para acceder al producto es el olor que este desprende. Los envases dañados o que no cierran de forma acurada permiten la filtración de olores, lo que atrae a los insectos. Un sellado hermético del producto es una medida preventiva que evita o limita la atracción de la plaga.
El material del envase es otro factor clave. Gran cantidad de embalajes suelen ser de papel y cartón con láminas de plástico incorporadas. Hay que tener en cuenta que el papel y el cartón son particularmente débiles cuando se trata de la resistencia a la penetración de los insectos.
Es importante encontrar un equilibrio entre el coste del envase y su resistencia a la penetración. Normalmente, a medida que aumentan las capas de embalaje también aumenta la protección y el coste; no es lo mismo una bolsa de papel que una bolsa sellada de plástico forrada con papel de aluminio.
Por otro lado, también tenemos una tendencia creciente a las politicas medioambientales, que buscan minimizar la producción de residuos y aumentar el reciclaje, por lo que, cuanto menos embalaje mejor. Pero, eso si, con una función de barrera optimizada, con el material y el grosor adecuado. Hay que destacar también investigaciones realizadas en el campo de la producción de envases activos repelentes de insectos, que permiten proteger y conservar los productos alimenticios secos frente a las plagas de despensa.
Sin embargo, con el mercado masivo de productos a nivel mundial, no es fácil usar siempre envases resistentes a insectos. Los productores pueden en algunos casos confiar en sus procedimientos de higiene y control integrado de plagas en la fábrica, de modo que el envase barrera no se considere necesario, aunque este es un riesgo elevado en el caso de aquellos productos con un alto riesgo de ataques de este tipo de plagas.
Fuente: PCN