La madera tratada es un material fundamental en aplicaciones marinas, desde muelles y embarcaderos hasta estructuras de protección costera. Sin embargo, su durabilidad y funcionalidad se ven amenazadas por un grupo especializado de organismos: los xilófagos marinos.
Xilófagos marinos
Moluscos y crustáceos han adaptado sus estrategias de vida para explotar la madera sumergida de forma regular o permanente en el agua salada como fuente de alimento y hábitat.
La acción biológica de los xilófagos marinos afecta tanto a la albura como al duramen de la madera, impacta en la integridad estructural de la madera y plantea retos significativos para la conservación y el manejo de las infraestructuras marinas.
La degradación de la madera en ambientes marinos por parte de crustáceos y moluscos se debe a sus distintas adaptaciones biológicas y métodos de alimentación, lo que resulta en diferentes mecanismos de deterioro.
Crustáceos xilófagos
Los crustáceos xilófagos marinos son conocidos por su capacidad de roer y descomponer la madera con sus mandíbulas fuertes y adaptadas para triturar la madera. Los crustaceos, como los del género Limnoria, realizan una degradación superficial de la madera, visible desde el exterior. Tienden a raspar y masticar la madera, dejando detrás patrones de túneles y galerías con longitudes inferiores a 1 cm y con diámetros de 2 mm y dejan la madera prácticamente "acribillada" (con aspecto de panal).
El ataque se realiza en todos los niveles del agua. A medida que la superficie de la madera se va descomponiendo van profundizando las perforaciones hasta destruir totalmente la madera.
Limnoria quadripunctata, macho y hembra, vista ventral / Auguste Le Roux via Wikimedia Commons
Los crustáceos trabajan en la superficie de la madera y pueden no pueden penetrar tan profundamente como algunos moluscos. Los daños causados por crustáceos pueden ser más superficiales pero extensos, afectando la integridad estructural de la madera a través de la creación de la red de túneles y cavidades.
Moluscos xilófagos
A diferencia de los crustáceos, los moluscos realizan una degradación en el interior de la madera que no es visible desde el exterior. Por medio de una sustancia viscosa, denominada "biso" segregada por una glándula de su pie, se fijan a la madera y posteriormente perforan galerias de sección circular de 0,5 a 1 mm de diámetro que llegan a alcanzar hasta los 25 cm de longitud.
Dentro de los moluscos xilófagos marinos, en España representan un problema la familia de los Teredinidos y principalmente el género Teredo (conocidos comúnmente como gusanos de la madera o teredínidos)
El Teredo empieza a desarrollarse, aumenta de tamaño, vive en el interior de la madera durante toda su vida y nunca la abandona.
Teredo navalis y su modo de acción sobre la madera / Tone4751 via Wikimedia Commons
Estos moluscos poseen una serie de órganos especializados, con bordes afilados, que utilizan para excavar o perforar las galerías en la madera y algunas especies secretan enzimas que les ayudan a digerir la celulosa y la lignina, los componentes principales de la madera. Los teredos pueden causar un daño grave al penetrar profundamente en la madera, creando sistemas de túneles que pueden ser extensos y complejos, comprometiendo seriamente la resistencia estructural de la madera, ya que el daño no es visible desde el exterior hasta que es significativo.
Crustaceos vs. moluscos
Palo de castaño comido por Limnoria y minado por Teredo / Auguste Le Roux via Wikimedia Commons
En resumen, mientras que los crustáceos tienden a causar daños más superficiales pero visibles en la madera, los moluscos, especialmente los teredínidos, pueden causar daños internos que no son inmediatamente aparentes pero que pueden ser más destructivos para la integridad estructural de la madera a largo plazo. Ambos grupos de organismos representan una amenaza significativa para las estructuras de madera en ambientes marinos y requieren diferentes enfoques de manejo y prevención para proteger la madera frente a su ataque.
Imagen cabecera: Madera afectada por Teredo navalis, Michael C. Rygel via Wikimedia Commons