750 millones de topillos se han hecho dueños de las cosechas de Castilla y León. Dicho así puede parecer sensacionalista, pero lo cierto es que los agricultores de esa comunidad autónoma tienen un grave problema.
La situación actual, con muchas cosechas perdidas y una presencia exagerada de esos roedores que parece imposible atajar, proviene de una combinación de errores, desencuentros y el cambio climático. Después que el año pasado los agricultores palentinos detectaran el problema, las autoridades reaccionaron tarde pero pusieron en marcha una campaña en forma de veneno que consiguió solucionar sólo en parte el problema. Algunas cosechas ya habían sufrido daños, pero parecía que la llegada del invierno mataría a la mayoría de los topillos y la nueva temporada sería normal.
Pero el cambio climático hizo su trabajo y trajo un invierno muy suave que apenas hizo cosquillas a los visitantes, que afrontaron la nueva época de cosechas con excelente salud. Esta vez la administración reaccionó a tiempo, pero al parecer con una respuesta desmesurada en forma de veneno que no sólo mataba topillos sino a cualquier bicho viviente que se cruzara en su camino. Ahí vino el desencuentro, que se produjo cuando entidades ecologistas pusieron el grito en el cielo y la presión obligó a las autoridades a parar la campaña de distribución de veneno. El resultado de todo ello es el que hemos dicho: 750 millones de roedores que se han adueñado de los campos y que va a ser muy difícil eliminar.
Fuente: La Razón.