Nueva evidencia de toxicidad de los insecticidas neonicotinoides para las abejas

Nueva evidencia de toxicidad de los insecticidas neonicotinoides para las abejas

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El uso global de insecticidas neonicotinoides en la agricultura es una de las posibles causas de la disminución de las poblaciones de abejas, polinizadores clave en la mayoría de los ecosistemas. Un estudio realizado en Alemania muestra que estos potentes insecticidas sistémicos interfieren en la capacidad de las abejas para alimentar correctamente a sus larvas.

Cambios en la composición de la jalea real

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Hace ya tres años que la Comisión Europea, basándose en un informe científico realizado por la EFSA, aprobó una propuesta para restringir el uso de tres insecticidas de la familia de los neonicotinoides,  la clotianidina, el imidacloprid y el tiametoxam, para proteger a las abejas.

Desde entonces son diversos los estudios que aportan evidencias sobre el daño que este tipo de plaguicidas provocan en el sistema nervioso o en el sistema reproductivo de las abejas. Investigadores de las universidades de Mainz y de Frankfurt (Alemania) reportan un nuevo efecto indeseable de los neonicotinoides, que afecta al desarrollo de las larvas de las abejas, y que es una indicación más de que estos insecticidas representan un claro peligro para estos insectos.

En el estudio descubrieron que los neonicotinoides, en concentraciones bajas y en concentraciones de campo relevantes, reducen la concentración del neurotransmisor acetilcolina en la jalea real, el alimento para las larvas, secretada por las abejas melíferas (Apis mellifera carnica) nodrizas.

La jalea real es producida por la glándula hipofaríngea de las abejas nodrizas y contiene altas concentraciones de acetilcolina. Esta sustancia se conserva perfectamente en la jalea por su pH ácido de 4.0, que evita que se degrade y asegura que llegue intacta a las larvas. La acetilcolina es una molécula de señalización, que se produce en los llamados microcanales de la glándula de la jalea real de las abejas nodrizas y es importante para el desarrollo de las larvas de las abejas. 

Para comprobarlo, en pruebas realizadas en laboratorio, los autores del estudio eliminaron la acetilcolina de la jalea real y el resultado fué una muerte más temprana de las larvas que se alimentaron de ésta, en comparación de las que se alimentaron con jalea que contenía acetilcolina.

Para examinar con más detalle el efecto de los neonicotinoides sobre el contenido de acetilcolina en la jalea, se expusieron colonias de abejas a diversas concentraciones de insecticidas neonicotinoides: clotianidina (100 partes por billon [ppb]) y tiacloprid (8,800 ppb). 

La segregación de acetilcolina en la glándula hipofaríngea y su contenido en el alimento para las larvas disminuyó un 80%, después de la exposición durante 4 semanas.

En exposiciones a mayores dosis, incluso se pudo verificar que el contenido de acetilcolina puede reducirse incluso en un 75% y que las dosis más altas producen, además, daños en los microcanales y en las células secretoras de la glándula de la jalea, poniendo en peligro el desarrollo normal de las larvas.

Incluso concentraciones de campo relevantes bajas de tiaclopid (200 ppb) y clotianidina (1 y 10 ppb), redujeron el nivel de acetilcolina en el alimento de las larvas y mostraron un inicio de efectos adversos en el desarrollo de éstas.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista científica PLoS ONE.

Honeybees Produce Millimolar Concentrations of Non-Neuronal Acetylcholine for Breeding: Possible Adverse Effects of Neonicotinoids , PlosOne, junio 2016

 

 

 

Fuente:

Universidad de Mainz

Imagen: Flickr

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