Más del 80% de la población mundial vive en zonas en las que hay riesgo de contraer, al menos, una de las principales enfermedades transmitidas por vectores, como los flebótomos, simúlidos, garrapatas o ácaros. En especial, los mosquitos Aedes y Culex, estrechamente vinculados a la urbanización, representan un riesgo particularmente elevado de infección. El proyecto Respuesta mundial para el control de vectores 2017–2030 de la OMS busca alternativas a esta situación.
Reducir la carga y la amenaza de las enfermedades de transmisión vectorial
Las enfermedades transmitidas por vectores son causadas por virus, bacterias y parásitos transmitidos al ser humano por mosquitos, flebótomos, chinches triatomíneas, simúlidos, garrapatas, moscas tsetsé, ácaros, caracoles y piojos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las principales enfermedades transmitidas por vectores representan alrededor del 17% de la carga mundial estimada de enfermedades transmisibles y causan más de 700.000 muertes al año.
La lista es larga: paludismo, el dengue, la filariasis linfática, la esquistosomiasis, la fiebre chikunguña, la oncocercosis, la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis, enfermedad por el virus de Zika, la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa, la tripanosomiasis humana africana, la enfermedad de Lyme, la encefalitis transmitida por garrapatas o la fiebre del Nilo Occidental.
El riesgo de infección es particularmente elevado en pueblos y ciudades, donde los mosquitos Aedes y Culex proliferan, gracias a un hábitat favorable, y donde tienen mucho contacto con los seres humanos. Las tasas de morbilidad y mortalidad suelen ser desproporcionadamente altas entre las poblaciones más pobres, especialmente en zonas tropicales y subtropicales.
Aunque es difícil predecir las repercusiones en la salud humana de las enfermedades vectoriales existentes, reemergentes o nuevas, se espera que se intensifiquen ciertas patologías, como las enfermedades virales transmitidas por mosquitos Aedes, e incluso que aparezcan nuevas enfermedades de transmisión vectorial.
Necesidad de una respuesta mundial para el control de vectores
La necesidad de un enfoque integral del control de vectores para hacer frente al impacto de las enfermedades que transmiten nunca ha sido tan apremiante. Factores sociales, demográficos y medioambientales han alterado las características de la transmisión de los patógenos y han provocado la intensificación, la propagación geográfica, la reemergencia o la ampliación de las temporadas de transmisión.
Ejemplo de ello son la propagación mundial sin precedentes de los virus del dengue y la fiebre chikunguña, y los brotes de enfermedad por el virus de Zika y fiebre amarilla en 2015- 2016.
La urbanización no planificada, al aumento de los movimientos de personas y bienes, la resistencia de los vectores a los insecticidas, la evolución de cepas de patógenos o el cambio climático, son factores que influyen considerablemente en las poblaciones de vectores y en las características de la transmisión de los patógenos.
La propuesta de la OMS se fundamenta en el concepto de gestión integral de vectores y otorga la máxima importancia a la mejora de los recursos humanos a escala nacional y subnacional.
Además, hace hincapié en reforzar la infraestructura y los sistemas (por ejemplo, el desarrollo sostenible, el acceso al agua potable, la gestión adecuada de los residuos sólidos y de las excretas), especialmente en las zonas vulnerables a los repuntes de enfermedades transmitidas por vectores.
Las bases en las que se asienta el proyecto de respuesta mundial para el control de vectores son:
- La mejora de los recursos humanos con formación y experiencia adecuadas y de los recursos de infraestructuras y sistemas de salud, en todos los sectores pertinentes a escala local, para la vigilancia de vectores y la aplicación, el monitoreo y la evaluación del control de vectores.
- El desarrollo de investigación básica y aplicada para la optimización del control de vectores, así como el fomento de la innovación para el desarrollo de nuevas herramientas, tecnologías y enfoques. Además, es necesario realizar más investigación básica para comprender mejor las interacciones entre patógenos, vectores y huéspedes humanos y no humanos en relación con los cambios que se producen en el entorno físico y social.
Los pilares de acción del proyecto para lograr un control de vectores eficaz, sostenible y adaptado a las circunstancias locales son cuatro:
- Reforzar las acciones y la colaboración intersectorial e intrasectorial; es necesario que exista una coordinación eficaz de las actividades de control de vectores entre el sector sanitario y otros sectores (por ejemplo, otros ministerios y autoridades, los asociados para el desarrollo y el sector privado) Una coordinación sólida, además de salvar vidas y reducir el sufrimiento, también debería aportar otros beneficios económicos y sociales.
- Lograr la participación y movilización de las comunidades; los enfoques comunitarios participativos implican un proceso de diálogo, aprendizaje, toma de decisiones y acciones que otorga a los miembros de la comunidad, incluso en los grupos vulnerables y marginales, la capacidad de reconocer sus puntos fuertes, autoevaluarse, identificar colectivamente los problemas que los afectan, analizarlos y establecer prioridades.
- Mejorar la vigilancia de los vectores y el monitoreo y la evaluación de las intervenciones; la capacidad de los vectores para transmitir patógenos y su sensibilidad a las medidas de control pueden variar según la especie, el lugar y el tiempo, dependiendo de factores ambientales locales. Por consiguiente, la implementación del control de vectores debe basarse en datos locales actualizados obtenidos mediante métodos apropiados.
- Ampliar e integrar herramientas y enfoques; intervenciones rentables y de eficacia probada son, entre otras, los mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada, el rociado de interiores con insecticidas de acción residual, el rociado aéreo, los larvicidas, los molusquicidas y la gestión ambiental selectiva de vectores específicos. Además, se está creando una amplia gama de productos para hacer frente a dificultades clave, como la resistencia de los vectores del paludismo a los insecticidas y la transmisión residual del parásito del paludismo. Las medidas de protección personal, como el uso de repelentes o de ropa que cubra el cuerpo, son enfoques complementarios adecuados en entornos y situaciones específicas.
RESPUESTA MUNDIAL PARA EL CONTROL DE VECTORES 2017–2030, OMS