La 13 Adaptación al Progreso Técnico (ATP13) del Reglamento CLP introducirá, a partir del próximo 1 de mayo de 2020, cambios en la clasificación de peligro y etiquetado de diversas sustancias biocidas, entre ellas un rodenticida, tres insecticidas, un principio activo para el tratamiento de la madera y seis desinfectantes/conservantes.
La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) ha anunciado una decisión provisional, en la que propone establecer restricciones al uso de los insecticidas neonicotinoides acetamiprid, clothianidin, dinotefuran, imidacloprid y thiamethoxam. Los cambios propuestos por la EPA introducen medidas de mitigación de riesgos para insectos polinizadores, el medio ambiente y los usuarios de los productos.
Ensystex nos explica en este artículo técnico el uso y situación actual del diflubenzurón como ingrediente activo termiticida, asi como el trabajo de campo realizado para comprobar su eficacia en el tratamiento de tres especies de termitas subterráneas mediante el sistema Exterra TM
El Insecticide Resistance Action Committee (IRAC), grupo técnico especialista de la asociación industrial CropLife dedicado a combatir la aparición de resistencia a los biocidas utilizados para controlar insectos y ácaros, actualizó en junio su clasificación del Modo de Acción (MdA) de estos ingredientes activos, incluyendo bio-insecticidas. El Comité IRAC España publicó también a principios de año una versión adaptada a la situación española.
La FAO y la OMS han publicado un documento recopilatorio de sus guías técnicas, herramientas, bases de datos y otros recursos para la gestión de plaguicidas en las diferentes etapas de su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación. Todos estos recursos complementan al Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas, de aplicación tanto en pesticidas utilizados en salud pública como en la agricultura.
Los cebos insecticidas son generalmente más seguros que la pulverización ya que utilizan muy poco ingrediente activo en su formulación y están diseñados para tener una acción específica sobre las especies plaga. Su efectividad es alta, apenas dejan residuos y permiten tratar áreas inaccesibles y sensibles. Su único punto débil parece ser el factor humano: la eficacia del cebo depende de su aplicador.
La bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) produce una amplia variedad de proteínas con actividad insecticida, que constituyen la base de los productos insecticidas biológicos de uso más extendido. La búsqueda de una mayor efectividad y la aparición de cierta tolerancia de los insectos a las proteínas Bt, han llevado al estudio de la acción sinérgica entre ellas y al desarrollo de compuestos que potencien su acción.
Incluso aquellas especies de garrapatas que tienen la ardua tarea de buscar y alimentarse de varios hospedadores en su ciclo vital, más de las tres cuartas partes de su vida permanecen fuera del huésped, en el suelo o entre la hojarasca. Sin embargo, existen pocos estudios que investiguen qué sucede con las garrapatas en sus períodos de latencia, y qué factores en estos períodos afectan a las poblaciones de estos arácnidos.
Aunque lo más recomendable es no utilizar plaguicidas en nuestros hogares, las ventas en Europa de productos biocidas de uso no profesional para combatir cucarachas, hormigas, moscas o mosquitos en casa se cifraron en 903 millones de euros en 2018. España, junto con Italia y Austria va a la cabeza del consumo de insecticidas de uso doméstico en Europa.
Una gran variedad de artropodos hematófagos, entre los que se incluyen mosquitos, garrapatas, chinches y moscas, tienen la capacidad de transmitir patógenos humanos y animales. El uso de repelentes es una de las principales herramientas disponibles para evitar sus picaduras y reducir su impacto sobre la salud. Un nuevo compuesto, a base de ácidos grasos de coco, parece incluso superar en efectividad y durabilidad al DEET.
