Basándose en datos extrapolados de otros coronavirus, la OMS y expertos ya han afirmado que el SARS-CoV-2, agente causante de la COVID-19, no puede ser transmitido por mosquitos. Los datos experimentales que confirman esta afirmación se han obtenido en un estudio realizado en EEUU, en el que se constató la falta de replicación del SARS-CoV-2 en mosquitos, a pesar de la inoculación intratorácica del virus directamente en el hemocoel.
Hasta la fecha, ninguno de los coronavirus han sido catalogados como arbovirus con capacidad de infectar un mosquito y transmitirse a través de sus picaduras. Al parecer, ni el coronavirus SARS-CoV, estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2, ni el MERS, producen el nivel de virus en la sangre lo suficientemente alto como para infectar a los mosquitos.
Si la extrapolación de datos de otros coronavirus ha tranquilizado respecto al riesgo de contraer la Covid-19 a través de las picaduras de mosquitos, ahora un estudio de la Universidad Kansas State (EEUU) aporta los primeros datos experimentales que investigan la capacidad del SARS-CoV-2 para infectar y ser transmitido por mosquitos.
Las pruebas se realizaron con tres especies de amplia distribución, Aedes aegypti, Ae. albopictus y Culex quinquefasciatus, que representan a los dos géneros de vectores de arbovirus humanos más significativas, y, según los autores, demuestran que incluso en condiciones extremas el SARS-CoV-2 es incapaz de replicarse en estos mosquitos y por lo tanto, no se puede transmitir a las personas incluso en el caso poco probable de que un mosquito se alimente de un huésped virémico.
Para ser un vector biológico de virus, los mosquitos deben ingerir suficiente cantidad de virus como para infectar las células epiteliales de su intestino medio, y posteriormente el virus debe poder diseminarse, superando diversas barreras anatómicas del mosquito, para infectar otros órganos en el hemocoel del insecto, en particular las glándulas salivales. Estas barreras pueden evitarse mediante la inoculación directa del virus en el hemocoel, de modo que se puede lograr la infección a corto plazo de mosquitos que nunca podrían infectarse de forma natural.
Tras realizar la inoculación intratorácica con SARS-CoV-2 en mosquitos de las tres especies estudiadas, se observó la capacidad del virus para infectar y replicarse en los insectos. La hipótesis de los autores fue que si el virus no se replicaba en estas condiciones, entonces incluso si los mosquitos se llegaran a alimentar de personas virémicas y el virus fuera capaz de diseminarse desde el intestino medio del insecto, la falta de replicación impediria la posibilidad de transmisión biológica.
No se detectó el virus en los 277 mosquitos inoculados más allá de 24 h tras la inoculación, lo que sugiere una rápida pérdida de infectividad y la falta de replicación después de la inyección. Se recuperaron virus infecciosos solo de un Ae. albopictus recogido a las 24 h después de la inoculación y la cantidad de virus infeccioso en este mosquito correspondió a la cantidad de inóculos.
En conjunto, los datos obtenidos sugieren que los mosquitos de los géneros Aedes y Culex son refractarios al SARS-CoV-2 y es poco probable que contribuyan al mantenimiento y la transmisión viral en la naturaleza.
Fuente: SARS-CoV-2 failure to infect or replicate in mosquitoes: an extreme challenge, Scientific Reports