El control de termitas subterráneas mediante cebos con insecticidas reguladores del crecimiento (IGR) es uno de los sistemas más eficaces y utilizados actualmente. Es conocido que su éxito se basa en dos características de estos insectos: su fisiología de muda inherente y su comportamiento trofaláctico. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en Florida profundiza en el impacto que tienen los IGR inhibidores de la síntesis de quitina sobre la puesta y el desarrollo de los huevos de las termitas.
Control de termitas con cebos
El uso de cebos con insecticidas reguladores del crecimiento (IGR) es uno de los sistemas más eficaces, seguros y utilizados actualmente para los tratamientos contra las termitas subterráneas.
Los ingredientes activos IGR inhibidores de la síntesis de quitina (CSI) consiguen hacer colapsar las colonias de termitas aprovechando dos características de estos insectos: por un lado el hecho de que las obreras permanezcan de forma permanente en una morfología juvenil y necesiten mudar regularmente para renovar su cutícula envejecida, y por otro la práctica de la trofalaxia, por la que las obreras, que son los únicos individuos de la colonia que pueden alimentarse de madera, elaboran y comparten con el resto de la colonia el alimento mediante intercambios entre individuos.
Las formulaciones con CSI son consumidas por las obreras que forrajean y, posteriormente, las comparten con el resto de la colonia a través de la trofalaxia. El efecto sobre las obreras no es inmediato, ya que no se producirá hasta el momento en el que la termita deba mudar y no pueda hacerlo ya que el biocida le impedirá formar una nueva cutícula y la obrera morirá. Esta mortalidad retardada de las obreras permite que el ingrediente activo se propague por la colonia. Además, a medida que las obreras mueren progresivamente, los soldados, la reina y el rey moriran de hambre, ya que dependen de las obreras para conseguir alimento.
Este sería, explicado de forma muy básica, el funcionamiento de este tipo de tratamiento a nivel de colonia.
Sin embargo, Thomas Chouvenc y Sang-Bin Lee, científicos del Departamento de Entomología y Nematología de la Universidad de Florida, han querido entrar en el detalle de la temprana ausencia de huevos y larvas en las colonias de termitas sometidas a tratamientos con ingredientes activos CSI.
¿Qué sucede con los huevos y las larvas?
En el caso de las larvas, la explicación podria ser que, al ser alimentadas por las obreras quedan expuestas directamente al cebo y, dado que necesitan mudar para alcanzar el siguiente estadio, acaben muriendo por la acción del inhibidor de la sintesis de la quitina. Dado que las larvas tardan sólo un par de semanas en mudar al siguiente estadio, moririan rápidamente al principio del tratamiento, en comparación con las obreras, que pueden tardar varios meses en mudar.
En el caso de los huevos, la explicación les resultó más problemática. Según los autores, en una colonia que empieza a alimentarse de un cebo CSI se da una ausencia de huevos dentro del primer mes de tratamiento.
Explicar la ausencia de huevos es complejo, ya que existen diversos factores que pueden contribuir a este hecho. Por ejemplo, que las obreras afectadas por el cebo CSI dejen de cuidar de ellos, o que los huevos se vean expuestos a secreciones salivares de obreras afectadas por el cebo y el desarrollo del embrión se paralice por la formación fallida de la cutícula. También puede suceder que la reina pierda su habilidad para poner huevos viables al verse expuesta al cebo CSI a través de la trofalaxia, o que al faltarle alimento deje de poner huevos.
Para entender un poco más sobre el destino de los huevos, los autores del estudio se centraron en responder a la pregunta específica: ¿cuál es la capacidad de la reina de poner huevos viables después de estar expuesta al cebo CSI? Para ello, realizaron pruebas con colonias de termitas recién establecidas, a partir de parejas de una reina y un rey. El período inicial en la formación de la colonia es el único momento en la vida de la reina y el rey en que brindan atención biparental a su primera cohorte de descendientes. Como no hay todavía obreras para procurar alimento, el rey y la reina utilizan sus reservas nutricionales inherentes para poner en marcha la colonia.
Al iniciar los experimentos desde cero, se eliminaron variables como las posibles influencias de las obreras en los resultados o la muerte de los progenitores por falta de alimento, y se pudo hacer más fácilmente un seguimiento sobre las primeras docenas de huevos puestos en la colonia.
La primera conclusión obtenida fue que las reinas que ingirieron cebo CSI perdieron rápidamente la capacidad de poner huevos. En los 10 dias posteriores a la exposición el número de huevos puestos se redujo a la mitad, en comparación con reinas de control no expuestas. Se observó también que el rey y la reina de las colonias tratadas con CSI empezaron a consumir algunos de sus propios huevos. Pasados 30 días, las reinas expuestas a CSI dejaron totalmente de poner huevos, lo que confirmó que aunque el ingrediente activo no las afecta directamente de manera letal, rápidamente se vuelven incapaces de poner huevos.
Los huevos puestos por las reinas expuestas a inhibidores de la síntesis de quitina no eclosionaron tras un período de 70 días. En comparación, las colonias de control ya poseian larvas y obreras al finalizar este período de tiempo. Por lo que los autores concluyen que los huevos puestos por una reina expuesta a CSI no son viables, lo que sugiere una transferencia vertical del ingrediente activo de la reina al huevo, con la consecuencia de un desarrollo embrionario fallido.
Una visión más completa del proceso de eliminación de la colonia
En base a los resultados obtenidos en el estudio, los autores ofrecen una visión más completa de los procesos involucrados cronológicamente en la eliminación de colonias de termitas subterráneas mediante cebos CSI.
Primero, las obreras recolectoras se alimentan de la fórmula del cebo, lo llevan de regreso a la parte central del nido y lo comparten con el resto de la colonia por trofalaxis, lo que hace que la reina y las larvas estén expuestas indirectamente a el ingrediente activo.
En segundo lugar, dentro de los siguientes 30 días, la reina se vuelve incapaz de poner huevos viables y todas las larvas mueren en el proceso de muda. En este punto, aún muy pocas obreras se ven afectadas por el cebo CSI, ya que todavía no han realizado la muda. Esto implica que aunque las obreras mantienen la actividad de alimentación, la colonia ya ha perdido toda su progenie. Posteriormente, a los 45 días, las obreras empiezan a morir progresivamente en masa hasta el día 80, en que solo quedan las obreras del estadio antiguo, poco sanas y cerca de morir. Todos las termitas soldado mueren de hambre entre los 80 y 90 días, y finalmente, alrededor de los 90 días, la reina, que ha perdido más de la mitad de su biomasa, y el rey mueren de hambre.
Los autores destacan que, de acuerdo a lo observado en el estudio, incluso después de alimentarse durante solo unos pocos días con una formulación de cebo CSI, una colonia de termitas ya alcanza un punto sin retorno hacia su eliminación. Con ingerir unos pocos miligramos de ingrediente activo la eliminación de la colonia estaria asegurada.