Control de la dureza del agua en piscinas y spas

Control de la dureza del agua en piscinas y spas

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El control de la dureza del agua en piscinas y spas es un aspecto esencial, y a veces menos conocido, del mantenimiento de estas instalaciones. Mantener el grado adecuado de la dureza del agua es esencial para la durabilidad de las instalaciones acuáticas. Vamos a ver algunos aspectos a tener en cuenta.

 

La importancia de controlar la dureza del agua en piscinas y spas

El mantenimiento del agua en condiciones óptimas es esencial para garantizar no solo la seguridad y el confort de las personas usuarias sino también la durabilidad de las instalaciones acuáticas, ya sean piscinas públicas, privadas o spas. Uno de los parámetros clave es la dureza del agua, cuyo control es fundamental para evitar problemas estructurales, proteger los equipos y asegurar una buena experiencia para las personas usuarias.

¿Qué es la dureza del agua?

La dureza del agua se refiere a la concentración de sales minerales, principalmente calcio (Ca²⁺) y magnesio (Mg²⁺) disueltas en ella, cuya presencia depende de las formaciones geológicas que el agua atraviesa antes de su captación.

La dureza se expresa generalmente como contenido (mg/l) de carbonato cálcico (CaCO₃), y, según la "Guía técnica para piscinas de uso público y parques acuáticos" de ASOFAP, la dureza ideal del agua de la piscina oscila entre 150 y 250 ppm. 

No obstante, en el contexto de los spas, los valores óptimos pueden ser distintos, ya que el entorno de uso, los materiales y las condiciones de operación son diferentes. Lo veremos más adelante.

dureza del agua en piscinas

¿Por qué es importante controlar la dureza del agua?

Un nivel inadecuado de dureza, tanto por exceso como por defecto, puede generar distintos problemas que afectan tanto a las instalaciones como al confort de quienes las utilizan.

Problemas del agua demasiado dura

Cuando la concentración de calcio es alta:

  • Se forman depósitos de cal (incrustaciones) en tuberías, intercambiadores de calor, boquillas, bombas y paredes de la piscina.
  • Se compactan los filtros, perdiendo capacidad de filtración
  • Se reducen la eficiencia energética y la vida útil de los equipos.
  • Aumenta la turbidez del agua y se deteriora la apariencia estética de las superficies.
  • Se puede desajustar el equilibrio químico, dificultando la acción de los desinfectantes.

Problemas del agua demasiado blanda

Cuando la dureza es muy baja:

  • El agua tiende a volverse corrosiva, especialmente si el pH o la alcalinidad también están descompensados.
  • Puede provocar corrosión de metales, como los intercambiadores o los componentes de acero inoxidable.
  • Favorece la degradación de superficies, especialmente si son cementosas o de gresite.
  • Se produce una pérdida del equilibrio del agua, lo que obliga a un mayor ajuste de otros parámetros (pH, alcalinidad, desinfectante).

¿Cómo se controla la dureza del agua en piscinas y spas?

El control de la dureza del agua se basa en mediciones regulares y, cuando es necesario, en la corrección del nivel de calcio.

Para realizar la medición se utilizan kits de análisis específicos para dureza cálcica o equipos fotométricos. La frecuencia de análisis depende del tipo de instalación, pero suele realizarse semanalmente en piscinas comunitarias o públicas, y con mayor regularidad en spas por su menor volumen y su mayor concentración de usuarios.

Por otra parte, para realizar la corrección del nivel del calcio:

  • Si la dureza es baja, se puede añadir cloruro cálcico o productos específicos para aumentar la dureza cálcica.
  • Si la dureza es alta, se puede:
    - Diluir con agua de aporte más blanda.
    - Instalar equipos de tratamiento (como descalcificadores).
    - Utilizar productos antical para prevenir la formación de incrustaciones.

dureza del agua en piscinas

¿Por qué los valores ideales de dureza del agua pueden diferir en piscinas y spas?

Aunque piscinas y spas comparten muchos principios de tratamiento del agua, existen diferencias importantes en sus condiciones de uso que pueden justificar ajustes específicos en los valores recomendados de dureza cálcica. Los valores recomendados de dureza del agua difieren entre piscinas y spas principalmente por diferencias en temperatura, volumen, uso y materiales, lo que influye en cómo reacciona el agua y qué tipo de problemas puede generar.

  • Temperatura del agua:
    Los spas funcionan habitualmente a temperaturas elevadas (entre 35 °C y 40 °C), mientras que las piscinas suelen mantenerse en un rango mucho más moderado (24–28 °C).
    A mayor temperatura, mayor riesgo de precipitación de calcio en forma de incrustaciones. Por ello, se recomienda una dureza ligeramente menor en spas para minimizar la formación de depósitos calcáreos en componentes críticos como boquillas, intercambiadores o bombas. Si el valor de la dureza del agua es superior a 200 mg/L, al calentar el agua la cal puede depositarse en las paredes y dejarlas con un tacto áspero y rugoso.
     
  •  Volumen y carga de usuarios:
    Los spas tienen un volumen reducido de agua pero suelen usarse por varias personas al mismo tiempo, lo que implica una carga orgánica y química más intensa. Esto hace que cualquier desequilibrio químico (incluyendo la dureza) tenga efectos más rápidos e intensos. Por eso, se busca un equilibrio más fino entre dureza, pH, alcalinidad y desinfección, con una dureza cálcica ligeramente más baja para minimizar problemas de mantenimiento.
     
  • Materiales sensibles y equipamiento técnico:

    Muchos spas contienen elementos metálicos sensibles a la corrosión (calentadores, resistencias, bombas pequeñas). Un agua demasiado blanda (con dureza < 100 ppm) puede ser corrosiva, pero un exceso de dureza también acelera la incrustación de cal sobre resistencias o electrodos, lo cual reduce la eficiencia energética y puede dañar equipos. Por eso, se recomienda un valor moderado y estable, más bajo que en piscinas, pero nunca tan bajo como para ser corrosivo.

Mantener la dureza del agua dentro de los rangos recomendados previene problemas técnicos, protege los materiales y garantiza una experiencia de baño segura y agradable.

La implementación de un plan de control de parámetros del agua, incluyendo la dureza cálcica, debe formar parte de cualquier programa integral de mantenimiento de instalaciones acuáticas.

 

 

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