Bacteriófagos para el control de Campylobacter

Bacteriófagos para el control de Campylobacter

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Las estrategias de mitigación para el control de Campylobacter en las explotaciones avícolas no consiguen, por el momento, evitar que la campilobacteriosis siga siendo la toxiinfección de origen alimentario más frecuente en la UE desde 2005. El uso de bacteriófagos para reducir la presencia de esta bacteria en la carne de pollo es la propuesta del proyecto europeo EIT-Food C-SNIPER.

 

La carne de pollo, la más consumida en la UE, se considera la fuente más común de campilobacteriosis, la enfermedad de origen alimentario más frecuente en Europa, relevante no solo a nivel sanitario sino también por las pérdidas económicas que genera.

Dado que no existe una vacuna eficaz contra esta bacteria, el método más efectivo para controlarla parece ser un enfoque basado en la prevención en el sector avícola. Sin embargo, Campylobacter spp. es una bacteria especialmente difícil de controlar. 

Por una parte, las medidas de control estándar a nivel de granja se basan principalmente en la utilización de antibióticos, cuyo uso generalizado lleva a un aumento de cepas multirresistentes, un riesgo adicional para la salud pública que también se está incrementando en el caso de esta bacteria. Otra posibilidad es adoptar estrictas medidas de bioseguridad para evitar la entrada del patógeno en las granjas y la infección de los animales: por ejemplo, mantener buenas prácticas de higiene, buenas prácticas de estabulación y en el matadero o el uso de aditivos en la alimentación de las aves, como pre-/probióticos u otros antimicrobianos (ej. bacteriocinas).

Sin embargo, ninguna de estas medidas por si solas puede solventar completamente el problema, aunque aplicadas de forma complementaria permiten conseguir cierta reducción en el nivel de presencia de Campylobacter.

Tampoco los tratamientos en las carcasas, después del sacrificio, son, por el momento, una opción viable: los tratamientos de descontaminación química de las carcasas utilizados en otras regiones no han sido todavía autorizados en la UE, y los tratamientos físicos, como la congelación o el tratamiento térmico, afectan negativamente a la apariencia del producto.

Así que, actualmente existe una necesidad importante y creciente de controlar la prevalencia de Campylobacter en pollo, con opciones alternativas a los antibióticos, para reducir el riesgo de esta bacteria en el sector avícola europeo.

Bacteriófagos, una solución natural

El proyecto europeo EIT-Food C-SNIPER tiene por objetivo desarrollar y validar una innovadora herramienta de mitigación para el control de Campylobacter en pollo basada en el uso de virus bacteriófagos, como antibacterianos naturales, que pueda ser integrada fácilmente en los protocolos de higiene ya establecidos en las granjas, mataderos o instalaciones de procesado, y que permita minimizar el uso de los antibióticos.

En el proyecto, financiado por el Consorcio Europeo de Alimentación EIT Food,  participan cinco socios: AZTI, Institute of Animal Reproduction and Food Research PAS, University of Turin, Phage Technology Center GmbH and O.R.A. Società Agricola.

Los bacteriófagos (fagos) son virus presentes de forma natural en el entorno, que, por su capacidad para matar bacterias específicas, han despertado el interés en la industria alimentaria como posible herramienta para reducir la contaminación microbiológica de patógenos. Reflejo de este potencial son herramientas basadas en fagos que ya se están utilizando para controlar patógenos alimentarios importantes, como Listeria monocytogenes, Escherichia coli o Salmonella. Sin embargo, hasta el momento, no se han comercializado productos de fagos específicos contra Campylobacter.

La principal ventaja del empleo de fagos como estrategia de seguridad alimentaria frente a Campylobacter es su alta especificidad contra este patógeno, no afectando a otros microorganismos presentes en la microbiota del hospedador y siendo, por tanto, inocuo para plantas, animales y humanos.

La herramienta desarrollada en el proyecto C-SNIPER se prevé que será validada durante 2020. Se espera que con ella sea posible reducir progresivamente el uso de antibióticos en la producción animal, y que tenga un importante impacto positivo en la seguridad alimentaria y la salud pública, ya que el control de la presencia de Campylobacter dará lugar a productos derivados del pollo más sanos, seguros y de mayor calidad.

 

Fuente: AZTI

 

 

 

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