La Agencia de Seguridad Alimentaria británica (FAS) ha publicado las conclusiones de un estudio realizado para evaluar las cantidades de 24 metales y otras sustancias en los alimentos. Se detectó la necesidad de una monitorización más exhaustiva de la presencia del aluminio, el bario y el manganeso y sus efectos sobre la salud.
La alimentación es una de las principales vias de exposición a metales para el consumidor. La monitorización de la FAS tiene por objetivo controlar las cantidades de estos elementos en productos alimenticios de uso habitual, y detectar si estas pueden ser nocivas para la salud.
Desde 2000, en que se realizó un estudio similar, FAS no detecta un incremento en las concentraciones de las 24 sustancias examinadas en los diferentes grupos de alimentos con excepción del aluminio, el bario y el manganeso.
Como resultado de los
cambios ambientales que han vivido la agricultura en los últimos años y
la industria, la disponibilidad del aluminio ha aumentado y, por
tanto, también lo ha hecho la absorción de las plantas y los animales.
El Comité Mixto FAO/OMS de expertos en aditivos alimentarios redujo en 2006 la cantidad semanal tolerable de aluminio en todas sus formas en los alimentos de 7 a 1 mg/kg peso corporal, debido a nuevas evidencias de que el aluminio puede tener efectos nocivos sobre el sistema reproductor y el sistema nervioso.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertó el pasado julio de que una parte significativa de la población europea sobrepasa esta cantidad.
La principal forma de exposición al aluminio es la dieta, ya sea por ser componente natural del alimento, por el uso de aditivos o por la presencia de este metal en materiales que entran en contacto con la comida como ollas, sartenes y papel de aluminio.
Otro de los componentes que han sido objeto de estudio por su presencia
en estado natural en aguas minerales naturales es el bario, cuya
exposición prolongada podría tener efectos negativos en la salud según
la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Los expertos de FSA reconocen que no hay suficiente
información para establecer el efecto exacto del consumo excesivo de
bario. Profundizar en ello serviría, según los expertos, para fijar una
ingesta diaria tolerable más precisa. En 2003 la UE fijaba un límite
máximo de 1,0 mg/l.
Por último, el manganeso es de los grupos con más altas concentraciones detectadas (24,9
miligramos por kilo) por los expertos británicos, que admiten la
necesidad de reforzar los controles sobre este metal. También son
motivo de atención la exposición dietética al arsénico y al plomo,
metal que suele acumularse en alimentos como pescados, cereales y aves
de corral.
Foto: Mel B.