Los nanoplásticos y microplásticos, generados por amplios sectores de la industria, se perfilan como los grandes contaminantes globales del futuro próximo. El limitado conocimiento actual sobre su presencia, vias de exposición y toxicidad se va ampliando con el desarrollo de nuevos métodos para identificarlos y cuantificarlos en muestras ambientales, como en el caso de una nueva tecnología desarrollada en los laboratorios del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).
Los micro y nanoplásticos no son sólo un grave problema de contaminación ambiental. Estos pedazos diminutos de plástico se están distribuyendo prácticamente por todas partes, incluidos los alimentos que comemos y el agua que bebemos.
A nivel de seguridad alimentaria, se están empezando a contemplar como una amenaza para la inocuidad de los alimentos, aunque la evaluación de riesgos es muy incipiente todavía, debido a la falta de información cualitativa y cuantitativa sobre su ocurrencia, efectos adversos sobre la salud y toxicocinética. Pero es muy posible que acaben incluidos como peligros potenciales dentro de los planes de seguridad alimentaria y se desarrollen requerimientos legales a nivel de la UE que incluyan estrategias de mitigación del riesgo para controlar la contaminación por microplásticos (tamaño de menos de 5 mm) y nanoplásticos (tamaño entre 1 y 100 nm) en la cadena alimentaria.
En el sector del agua la situación es similar, hasta el momento no existen requisitos de la UE para que las plantas de tratamiento de agua (EDAR) eliminen los microplásticos, debido a la falta de disponibilidad de métodos analíticos. Pero se sabe que en el agua potable que sale de las ETAP permanece una cantidad significativa de micropartículas de plástico, para las que se necesitaran nuevos métodos de análisis y eliminación.
En este escenario, el desarrollo de nuevos métodos eficientes que permitan identificar y cuantificar los micro y nanoplásticos en muestras ambientales, de agua o de alimentos es de gran relevancia para poder evaluar bien el riesgo para la salud y el medio ambiente y desarrollar estrategias de mitigación.
Analizar concentración y composición en una sola muestra
Científicos del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua IDAEA -CSIC trabajan en el desarrollo de metodologías que permitan analizar, en muestras ambientales, el contenido de partículas de plástico muy pequeñas (nanoplásticos), de pocas micras a nanómetros y han desarrollado el primer método que permite medir no sólo la concentración de estas partículas sino su composición, en una sola muestra.
El estudio se ha centrado en el análisis de los nanoplásticos porque desde el punto de vista ambiental tienen efectos muy adversos. Dado que sus dimensiones son similares al plancton y tienen colores llamativos, son ingeridas por los peces, que no pueden digerirlas. El tamaño mínimo de estas partículas permite que se trasladen a diferentes partes del organismo animal y que sean transferidas dentro de la cadena trófica. Existen estudios que han constatado la ingestión de microplásticos en peces, bivalvos y crustáceos, incluidas especies de importancia comercial.
Por otra parte, los diminutos desechos de plástico pueden actuar como vehículos de transporte para parásitos y bacterias patógenas, como Vibrio spp., Escherichia coli y Bacillus cereus y también potenciar la expansión de contaminantes químicos, que se agregan durante el proceso de fabricación del plástico, como el estireno, metales tóxicos, los ftalatos, el bisfenol A, los bifenilos policlorados o los hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden quedar absorvidos en la superficie de los microplásticos y formar sustratos.
La tecnología desarrollada por los científicos del IDAEA permite detectar de forma paralela la presencia de partículas plásticas de pocas micras a nanómetros, asi como la composición de los polímeros solubles en solventes orgánicos (la mayoría de los plásticos de uso común), y de sus aditivos. Según explica el IDAEA -CSIC "se compone de un paso de ultrafiltración seguido de extracción asistida por ultrasonidos, seguido por análisis por cromatografía de líquidos acoplado a espectrometría de masas de alta resolución."
El método ha sido validado en una prueba piloto en el Delta del Ebro y en el Mar Menor, en el marco del proyecto PLASMED, zonas de interés por la confluencia de turismo, núcleos urbanos, acuicultura, agricultura e industria. Por ejemplo, en la zona del delta del río Ebro han detectado y cuantificado seis polímeros y la presencia de 29 aditivos.
Los plásticos hallados en mayor cantidad y mayor número de muestras fueron el prolipopileno y el polietileno. Se hallaron en valores muy elevados, en concentraciones de hasta 7000 nanogramos por litro de agua en algunos lugares, que son muy superiores a contaminantes orgánicos regulados. Mientras que los aditivos más hallados fueron fueron el ácido valérico, los benzotriazoles (usados para la conservación frente a la degradación ultravioleta), y algunos ftalatos, presentes en el 67% de las muestras
Los límites de detección obtenidos se consideran muy buenos, con una masa mínima detectable de 2 picogramos, un nivel de sensibilidad muy elevado, que hace que el método se considere útil para detectar nanopartículas de plástico en muestras ambientales, de alimentos y en tejidos.
Fuente: CSIC